“Para el tango, se necesitan dos”, me decía un amigo no periodista. “Para publicar en los medios una noticia de una empresa tengo que pautar -al medio, al kiosco del cronista-. Si no, ni me llaman”.
Su descripción no era una denuncia, porque esa sentencia se escucha con frecuencia, sino un reproche a que en estos modestos artículos no aparece ni una mácula referida al periodismo, otra de las patas importantes de la mesa de la comunicación. Para evitar mis sesgos referidos al mejor oficio del mundo, hablé -en off- con alguien que sabe en serio de medios y no tiene el sello de fábrica de ninguno.
- Un medio es un archipiélago de intereses diferentes que están en permanente tensión interna. Es un cuerpo con tres almas: la económica, la política y la periodística. A veces, coinciden. A veces, no. Eso las mantiene en una relación de interdependencia.
- Cuando se habla de la independencia periodística, en realidad se está hablando de márgenes de autonomía.
- Cuando el medio está débil desde lo económico, la autonomía se reduce, porque prevalece la necesidad de supervivencia.
- Ningún medio puede aspirar a la libertad absoluta, pero es muy importante su economía para sostener mayores márgenes de autonomía.
- Tiende a demonizarse que las empresas periodística no sean sólo de medios, pero qué mejor que se usen otros rubros para financiar al periodismo. El Washington Post de la familia Graham vendía servicios educativos, así como hay universidades que se solventan con la comercialización de soja. Lo que más afecta a una redacción es la falta de financiamiento, que pesquen en otras lagunas si eso alimenta la calidad periodística.
- Creo que hoy el chivo de los periodistas es más marginal, tal vez porque se incorporó como política corporativa de los medios. Pero por lo general se concentra en temas periféricos.
- Hay medios que si bien son una galería comercial, tienen una posición económica y política y son capaces de generar escuela de periodismo.
- Cuando la situación económica es complicada, no sólo frustra a los buenos periodistas, sino que expulsa gente valiosa de la profesión, como ha sucedido en los últimos años. Los que tienen una fuerte vocación, buscan en los medios digitales, a veces propios; pero es muy limitada la posibilidad de monetizarlo, así que está el riesgo de que se vayan por otras ramas.
- Las herramientas digitales hacen mejores a los que son buenos, pero automáticamente no dan nada. Es decir, amplía la posibilidad de verificar a los periodistas que están acostumbrados a verificar la información.
- El periodismo desarrolla distintos énfasis según las décadas: narrativo, de investigación, hacker, ahora el llamado «de soluciones». Creo que ningún medio puede representar la totalidad de la vanguardia, porque finalmente los medios importantes incorporan esos focos. Así como formaron sus áreas de investigación, ahora van a sumar el periodismo con impacto social. Esas olas revitalizan al periodismo.
- Pero hay que poder hacerlo. El periodismo de investigación generó un Alconada, pero ¿cuánto cuesta un Alconada?
Era una pregunta retórica, pero era interesante saberlo. ¿Qué cuesta más: un Alconada o un director de compliance de una empresa que evite hechos que Alconada investigará?
A cambio de que no le pregunte al propio Hugo Alconada Mon, alguien que conoce ese número sólo me dijo: es el periodista mejor pago de una redacción que tiene todos sueldos debajo de su principal competidor. Puedo decirte que cualquier redactor que un medio gráfico gana mucho menos que casi todas las personas con las que trata al momento de hacer sus notas y, aún así, sobrevive el periodismo.
La autora es periodista y consultora en comunicación. Trabajó en comunicación corporativa en Telefónica, Burson Marseller, Salem Viale y Asoc. y Porter Novelli. Se desempeñó como periodista durante 15 años en el diario La Nación.
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