Hace más de 10 años que trabaja en el área de comunicaciones de Google, donde actualmente se desempeña como gerente de Comunicaciones para Hispanoamérica. Anteriormente, desarrolló su carrera ?profesional para diferentes firmas en Argentina, México y EE.UU. En paralelo, también se desempeñó como docente en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y ?en la Universidad Nacional de La Matanza (Unlam).
-¿Cómo ves el rol de la mujer como agente de cambio en el rubro de las comunicaciones?
-El rubro de las comunicaciones está fuertemente dominado por mujeres, somos muchas las que trabajamos en esta industria. Este es un sector donde las mujeres tenemos un gran potencial debido a nuestra gran presencia. Sin embargo, en los puestos de mayor jerarquía no hay tantas mujeres.
En este sentido, surgen muchas preguntas relacionadas con la escala salarial y los propios límites que las mujeres usualmente nos ponemos. El contexto y los momentos que vamos atravesando a lo largo de nuestras vidas también influyen. Muchas deben postergar tener hijos y por eso quizás a sus 40 años deban lidiar con bebés. Y estoy dando diferentes escenarios sin hacer un juicio de valor. Hoy tenemos una diversidad de opciones que antes no teníamos, lo que nos permite hacer una planificación diferente de nuestras carreras.
A nivel general, todavía faltan algunas cosas para que más mujeres de la industria de la comunicación puedan llegar a puestos de liderazgo altos. Una de esas razones puede tener que ver con los límites que las propias mujeres nos ponemos a nosotras mismas en cuanto a ser móviles o no. Existen muchas mujeres que dejan de tomar una decisión simplemente porque desean permanecer en un país o una región y no quieren exponer a sus familias. Por ejemplo, si tuviera que ir a vivir a Finlandia con dos hijos de 9 y 11 años, probablemente me animaría, pero no sé si estaría dispuesta a que ellos tuvieran que radicarse en un país donde ni siquiera pueden entender el idioma para ir a comprar algo. Las mujeres solemos tomar decisiones en familia. Eso no está ni bien ni mal, pero es una característica generalizada que, al ser reforzada cultural e históricamente, hace que tomemos diferentes caminos y no asumamos tantos riesgos.
-¿Qué relevancia tiene a escala global romper con esas barreras y generar acciones concretas desde las organizaciones para fomentar el empoderamiento femenino?
-Hace un año leí una nota de BBC Mundo que explicaba que los países que habían manejado mejor la pandemia eran aquellos liderados por mujeres, al menos en la primera fase.
Las mujeres somos muy buenas para afrontar situaciones críticas que requieren mucha flexibilidad. En muchos aspectos, las mujeres tenemos en nuestro ADN el sentimiento de cuidar, proteger y contener. Personalmente, considero que todo eso genera una huella en la impronta que una mujer deja en la gestión corporativa. Cuando se incorporan mujeres a la gestión directiva, además de dar una mirada más diversa e inclusiva, comienzan a aparecer muchos valores que en otro tipo de conversaciones no aparecían. Por lo tanto, surgen miradas con diferentes valores que prestan atención a la contención y establecer entornos psicológicamente seguros para que los integrantes de un equipo se sientan a gusto y puedan mostrarse tal como son. Es decir, ese tipo de cuestiones más relacionadas a las condiciones de trabajo.
Las mujeres somos muy buenas para generar entornos de trabajo más afines a la inclusión y la diversidad. Además, se debe tener en cuenta que no sólo las mujeres deberían ser incluidas. Por ejemplo, tenemos situaciones de personas que están transicionando de género, quienes deberían estar representadas en la mesa de toma de decisiones; o personas que tienen alguna particularidad de salud mental, tales como las personas que están dentro del espectro autista que pueden aportar muchísimo valor.
Cuando hablamos de diversidad e inclusión no es solamente el género femenino, hay que abrir mucho más el espectro. Cuando se trae eso a la mesa se generan grandes desafíos, pero la mirada es mucho más rica para tomar una decisión y desarrollar un producto de tecnología.
-¿Qué consejos podrías darle a jóvenes mujeres profesionales que están comenzando sus carreras o terminando su formación universitaria?
-Basándome en mi experiencia, la primera recomendación que les daría a las mujeres es que arranquen con determinación y sin miedo.
El segundo punto tiene que ver con los silencios, muchas veces saber comunicar es entender la importancia del silencio. Cuando empezó la pandemia en el equipo local de Google nos dimos cuenta que teníamos que parar la pelota y escuchar para poder entender. Observar, analizar y, luego, redefinir una estrategia de comunicación. Un silencio prolongado que no da explicaciones siempre se vuelve en nuestra contra, pero en medio de una crisis es fundamental el valor del silencio para poder recalcular, analizar y desarrollar la estrategia. Por definición, los comunicadores tenemos esa tendencia al hablar y eso está muy bien, pero el paso hacia atrás para pensar, es muy importante.
El tercer punto tiene que ver con los datos y la trazabilidad de la información. Como nunca antes, tenemos muchas herramientas, la mayoría de ellas tecnológicas, que nos permiten conocer mucho más a la gente a la cual llegamos con nuestros mensajes. La integración de esa información mezclada con nuevas tecnologías y conectadas con la comunicación es lo que se viene. Ese es el futuro de la comunicación.