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Por Alejandro Álvarez-Nobell
@aalvareznobell

Pre Covid, la edición 2020 del European Communication Monitor -uno de los capítulos regionales del mayor estudio sobre la profesión- sostiene que “construir manteniendo la confianza”, “afrontar el desarrollo sostenible y la responsabilidad social” y “lidiar con la velocidad y el volumen del flujo de información” serán las principales preocupaciones de los dircoms los próximos tres años. Una visión mucho más estratégica que táctica, apalancada en lo que a principio de año era sin duda parte de la agenda global. En el capítulo de Latinoamérica preguntamos lo mismo durante plena pandemia. El dato (resultados que estamos aun procesando) deja ver que para el 2023 la región pondría el foco en funciones más tácticas y operativas, que sin duda se han acelerado en este contexto: “enfrentarse con la evolución digital y la web social”; “usar big data y/o algoritmos para la comunicación” y “explorar nuevos modos de creación y distribución de contenido”.

Hay dispersión y distintas aceleraciones en la visión y la acción, ¿riesgos o desafíos? Prefiero pensar siempre en (pre)ocupaciones. No en clave alarmista, sino más bien en clave prospectiva proactiva. Permítanme una metáfora en este sentido.

Cuando se instauró el confinamiento, las restricciones de movilidad, el aislamiento y se asimilaba el distanciamiento social como “principio vital”, se fue acrecentando una especie de estado de zugunruhe personal y organizacional. Los etólogos llaman zugunruhe a una suerte de agitación, ansiedad, inquietud o desazón que aparece justo antes de alzar vuelo, salir, migrar o dirigirse hacia un destino ignoto que se reclama internamente. La coacción a nuestro instinto nómade nos mantuvo en una exacerbación personal, colectiva y también organizacional. Alguien pidió a golpe de tuits “por favor, paren con los webinars, las videoconferencias, los teleclases y la saturación cultural, musical y deportiva virtual”.

Pero la incertidumbre total y global, la falta de una meta clara dio paso a una procrastinación también personal y organizacional producto de la baja autoestima, la desmotivación, el estrés y la ansiedad. Pasamos de la excesiva productividad instantánea a una dilación recurrente. De las migraciones a la inmovilidad. De la zugunruhe a la procrastinación.

¿Y la comunicación? La comunicación es una caja de resonancia, cómplice o incluso promotora en muchos casos. En las organizaciones, los dircoms, responsables de materializar en mensajes el carácter organizacional anclado en contextos cambiantes y objetivos lo han vivido en primera persona: han tenido que pilotar desde el miedo y la precaución hacia el coraje y la proactividad. Ha tocado moderar la ingente necesidad de hacer, decir y mostrarnos activos en la inactividad; con el instinto de sobrevivir, sacar fuerzas y entusiasmo, incluso solidaridad y empatía, en donde no las teníamos.

Lo que viene será recuperar, actuar y comunicar en función de un propósito que conjugue el impacto económico (hoy temporalmente bloqueado), el impacto humano y social (que necesita la máxima atención y resiliencia) y en impacto ambiental (que bajo ningún pretexto puede ser descuidado). Un propósito que no se puede ser ansiedad ni se podrá procrastinar.

La profunda crisis global, que ya el FMI y otros han etiquetado como el Gran Bloqueo, está a la vuelta de la esquina; se ha ganado su capítulo en la historia de la humanidad. No permitamos que también se vuelva crisis de comunicación. Para ello, la Global Alliance nos invita a comunicar con “propósito y veracidad”; a seguir forjando la  “cultura de escucha activa”; enfrentar con innovación y creatividad la “transformación digital” y “convergencia funcional” y a no renunciar bajo ningún pretexto a la “ética organizacional” como emergentes en un escenario de fragilidad y cambio sin precedente.

El autor es doctor en Comunicación, profesor e investigador de la Universidad de Málaga (España), vicepresidente del Consejo Profesional de Relaciones Públicas de la Argentina y  
director del Latin American Communication Monitor (European Public Relations Education and Research Association)

 


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