Por Facundo Luque

Antes de pintarse con los colores del arcoíris o agregar lazos rosas en el branding, conviene detenerse un momento a pensar sobre este término. Nuevamente la palabra lavado (en su inglés washing o también whitewash) se refiere a algo negativo.

Usualmente, el pinkwashing o también llamado lavado rosa se utiliza cuando nos mostramos como simpatizantes de la comunidad LGBTQ+, pero no lo somos de manera sincera. Queremos ser percibidos como modernos o tolerantes acerca del tema, pero sólo para lavar la imagen o subirse a la tendencia. Muchas veces, se refiere a ese accionar de “suavizar” aspectos de una reputación corporativa que son considerados negativos.

Pero, ¿por qué decimos “usualmente”? Porque este concepto también está relacionado con el cáncer de mama. La Breast Cancer Action acuñó el término pinkwashing como parte de su campaña Think Before You Pink. Lavadora rosada (pink-wah-sher). La entidad lo planteaba así: “Una empresa u organización que afirma preocuparse por el cáncer de mama mediante la promoción de un producto de cinta rosa, pero que al mismo tiempo produce, fabrica y/o vende productos relacionados con la enfermedad”.

Las preguntas para pensar y concluir este catalejo son: ¿Por qué aparecen este tipo de términos? ¿Será que la sociedad está avanzando y las empresas se quedan atrás? ¿Las organizaciones entendemos realmente de qué se trata?


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