Soy de los que creen que los grandes cambios se producen a través de procesos y no de revoluciones. Entre las/los lectores de esta #TMTnews hay muchas/os apasionadas/os de la historia que podrían disertar un largo rato acerca de cómo las grandes revoluciones fueron el resultado de procesos lentos que generaron las condiciones para que ocurran. En esa línea, no creo en que todo cambiará y que se viene un mundo nuevo. No, al menos, si se piensa en lo nuevo como algo radicalmente distinto de lo que venimos viendo (debe ser porque hace poco terminé The Game, de Alessandro Baricco, para quien las únicas grandes revoluciones son las mentales y son más bien esporádicas). No son tan claros el fin de la globalización ni el del capitalismo (“Les falta evidencia”, les dice Silvio Waisbord acerca de los pronósticos filosóficos de Slavoj Zizek, Byung-Chul Han o Giorgio Agamben) ni tampoco una tiranización del mundo al estilo asiático (Daniel Mazzone le explica a Han por qué China y Occidente están obligados a coexistir).

En este contexto, y en lo que al sector TMT respecta, sí está claro que las plataformas están consolidándose como las facilitadoras de la mínima normalidad que vivimos los encuarentenados condenados al ASPO (aislamiento social preventivo obligatorio). Son las acciones de las tecnológicas las que resisten o se revalorizan fuertemente y su papel es central en el combate contra la pandemia: 1) Google y Apple se asociaron para proveer data anonimizada en Occidente al estilo surcoreano; 2) Mercado Libre/Mercado Pago mostraron un crecimiento global extraordinario del que se enorgulleció estos días Marcos Galperín; y 3) las apps de envíos -con PedidosYa absorbiendo claramente la demanda- están siendo también herramientas centrales para la calidad de vida de los aislados.
Sea como fuere, el del futuro es un mundo de plataformas. Lo cual estamos viendo también en la distribución de contenidos con un crecimiento exponencial de Disney + (que en cinco meses logró la meta de suscriptores esperada para 2024) y la llegada del modelo OTT gratuito pero de calidad con Pluto TV (ViacomCBS), entre otras muchas novedades. Las plataformas de servicios y contenidos, las infraestructurales y las sectoriales (como las clasifica José van Dijck), están haciendo de esta crisis una oportunidad y ya están facturando y valiendo mucho más que antes.
Por el lado de la conectividad la resistencia mostrada por Internet en general y por las redes argentinas en particular ya puede ser celebrada como extraordinaria. Aunque, por supuesto, nunca se podrá cantar victoria total en este aspecto, entre otras cosas porque la demanda de ancho de banda no para de crecer. En este sentido, el acuerdo que a instancias del Ente Nacional de Comunicaciones-Enacom celebraron los grandes operadores mayoristas para compartir sus redes si fuera necesario es un buen aporte. Pero nada que ya no estuviese ocurriendo. Tanta normalidad está obligando a extremar la creatividad para mostrar proactividad convergente ante la pandemia.
El gran problema sigue siendo el mismo: donde no había conectividad antes sigue sin haber y no se puede resolver en pocos días. Pero como te vengo contando y como dijo Horacio Martínez (dueño de Silica Networks, una de las empresas firmantes del acuerdo con Enacom), es una estupidez hablar de colapso de Internet en Argentina. Mantener las redes funcionando, confiando en que los usuarios paguen por los servicios e incluso aprovechando el momento para ganarle clientes a la competencia, las empresas de conectividad parecen resistir relativamente bien. Los problemas tal vez lleguen algún tiempo más adelante porque lo que se frenará es la inversión, por las restricciones económicas -que empezaron muchísimo antes que la pandemia- pero también por el freno a la obra civil que el gobierno no lograr resolver.

Muy distinto es el panorama en el sector de los contenidos nacionales (que aquí llamamos medios pero que ya son un ecosistema más amplio). Ese fenómeno reviste características globales y muchos gobiernos están anunciando planes de estímulo. Aquí lo mencionó el presidente Fernández (Alberto) en alguna entrevista en la que justificó la inversión en el sector cultural pero del ámbito audiovisual o editorial prácticamente no se ha hablado públicamente, si bien progresivamente estos sectores van quedando comprendidos en algunos de los escasos beneficios económicos que el gobierno viene otorgando. Aunque las audiencias -presas en sus casas- se volcaron a los medios (los tradicionales y los nuevos medios) en todos los idiomas, a los productores de esos contenidos les está resultando más difícil que antes monetizarlos. En la Argentina, donde es tremendamente difícil mensurar el mercado publicitario, la caída de la publicidad privada se estima entre el 75 y el 80 por ciento, en especial en los canales más caros. Entre las publicaciones, la caída de la circulación es superior al 50% (sólo sostenida por los clubes de beneficios).

Así las cosas no es de extrañar que el Teorema de Fontevecchia se esté verificando completamente y que uno de sus mejores exponentes sea su propio creador, Jorge Fontevecchia. Editorial Perfil está verificando en estos primeros seis meses de mandato del presidente Fernández la hipótesis que Fontevecchia le atribuía al diario Clarín y extendía a todo el sistema de comunicación social: que los medios responden al interés de las audiencias y que éstas piden “besos al gobierno en los primeros dos años y palos en los últimos dos”. Con la aparente justificación -así la entiendo yo- de estar aplanando otra curva entendida de la siguiente manera: Perfil se enfrentó duramente a partir de 2003 con el flamante kirchnerismo entonces administrado por el entonces jefe de gabinete y hoy presidente y hoy se acerca, haciendo un relativo promedio, para sostenerlo en las dificultades.
Todas las empresas de medios -productoras de contenidos- están en riesgo, en especial aquellas que arrastren un legacy mayor (grandes estructuras, muy sindicalizadas, altos costos y bajos ingresos).

Como listé en este post, en mi opinión falta mucha información pública (a pesar del muy buen trabajo de muchos periodistas profesionales y redacciones). Y eso se debe en gran medida a la dependencia creciente del sistema de los fondos públicos (lo cual en este momento es más una aspiración que una realidad contante y sonante). El teletón Unidos por Argentina, emitido por los canales de aire porteños, su millón de dólares de recaudación y modestos 16 puntos de rating promedio dan un indicio de qué están buscando las audiencias (esas mismas audiencias que una semana después concentraron casi 50 puntos deseosas de escuchar los detalles sobre la extensión de la cuarentena).
Las cámaras empresariales que agrupan a las empresas de contenidos nacionales vienen solicitando medidas para atenuar el impacto del virus: Repros, suspensión de aportes patronales, créditos blandos, pronto pago de pauta, subsidios al papel, impuestos a los OTT y desgravación de la inversión publicitaria, entre otras. El problema es que, por más emisión monetaria que exista, será difícil evitar una reconfiguración a gran escala de todo el escosistema. Nada nuevo, sólo la aceleración de fenómenos que ya venían ocurriendo. Pero que serán seguramente dramáticos. Y por eso ya asistimos a escenas de desesperación.
Medios
La historia del cierre de la revista Pronto. Todo va muy rápido y por eso es clave poner las cosas en contexto. La revista Pronto supo ser la más vendida de la Argentina. Buena, bonita y barata. Fue una tabla de salvación de Publiexpress, la empresa del grupo Lerner (Eduardo Lerner y Alberto Nahon) que hasta entonces era básicamente una gran imprenta (Ipesa) y que descubrió en este tipo de publicaciones un nicho muy interesante (que alimentó con otros títulos ahora también cerrados, Saber Vivir y Buenas Ideas). El último coletazo del papel. Cuando Jorge Lanata no pudo pagar el papel y la tinta, aquella editorial se quedó con la revista Veintitrés, que para evitar conflictos políticos cedió luego a un especialista en el tema: Sergio Szpolski y sus socios (aquí realidad y ficción se mezclan así que si necesitás más información leé la novela El Puñal, de Jorge Fernández Díaz). El cierre de Pronto implicó el despido de 25 empleados de la editorial y 68 de la imprenta (las grandes plantas impresoras cerradas en los últimos años ya son varias, y esa lista incluye a AGR y la rotativa de La Nación, entre otras). Aunque aún vendía 40.000 ejemplares semanales, la cuarentena obligatoria y la decisión del sindicato Federación Gráfica Bonaerense (FEB) de elegir las publicaciones que sus afiliados imprimirían, sumada a la demora en la circulación de la publicidad oficial -que siempre recibió generosamente- apuraron el cierre, que tal vez se hubiese demorado algunos meses más. En efecto, la FEB resolvió el 20 de marzo que “en los servicios de comunicación gráficos se imprimirán solamente aquellas publicaciones que mantengan informado al conjunto del pueblo, entendiendo que son las únicas que pueden ser declaradas esenciales de la emergencia, no así las revistas u otras publicaciones de espectáculos, entretenimiento o de cuestiones generales”. La medida gremial fue denunciada por la Asociación Argentina de Editores de Revistas (AAER) ante el Ministerio de Trabajo. Allí, con la firma del su presidente, Gustavo Bruno, la entidad advirtió sobre el riesgo de que otras publicaciones debieran cesar su circulación, como Noticias, Caras y Gente (esta última está haciendo circular su edición digital en pdf). A propósito, debido a la emergencia -como el expediente electrónico y algunos otros mecanismos digitales- también se suspendieron todas las formalidades que la gestión anterior había creado para la distribución de la publicidad oficial (cuya «modalidad educativa» quedó para tiempos mejores). Así lo dispuso la resolución 272/2020, publicada el 2 de abril y firmada por Francisco Meritello, secretario de Medios y Comunicación Pública. El artículo 2 de la norma suspende hasta el 30 de abril la resolución 247/2016 que determinaba que sólo podían ser destinatarios de pauta oficial aquellos medios y/o productoras de contenidos y/o comercializadoras de espacios publicitarios inscriptos en el Registro Nacional de Proveedores de Publicidad Oficial (Renappo), con todas las obligaciones que ello incluía (libre deudas incluidos). Un paréntesis más sobre Meritello: el 26 de marzo quedó excusado de intervenir en todo lo relacionado con los medios de la Fundación Octubre (que lidera Víctor Santa María) y GP Inversiones (antigua sociedad de Gastón Portal). Así lo dispuso la resolución 60/2020 que delegó sus responsabilidades en ese ámbito en el secretario de Coordinación Administrativa de la jefatura de gabinete, contador Pablo Norberto Delgado.
Ya no se puede ni Confiar (Télam) en Chequeado. La agencia oficial Télam lanzó el sitio Confiar con aspiraciones de plataforma de fact checking. Una mirada rápida de la «plataforma» alcanza para ver que sólo se trata de la difusión de información gubernamental con vestuario de chequeo. Y también de un sitio desde el cual desmentir, «678 style», informaciones periodísticas. Para eso Confiar incluyó una sección específica: La No Noticia. Allí publicó días otras dos desmentidas, una sobre las compras con sobreprecios del PAMI (apuntando a Clarín aunque la información salió antes en otros sitios) y otra sobre las muertes por coronavirus no registradas en las cifras oficiales (publicada en La Nación). Curiosamente, o tal vez fruto de alguna negociación con el área de Medios y Comunicación Pública -de la que depende Télam SE- esas desmentidas dejaron de estar on line y la sección La No noticia quedó deslinkeada del sitio principal. Mientras tanto, en el ámbito del chequeo privado, llamó la atención que se haya borrado una nota celebratoria de la conferencia de prensa presidencial del viernes. La columna, publicada en la sección El Explicador, llevaba la firma de la directora ejecutiva de la ONG, Laura Zommer, se publicó a la 1.57 del sábado 11 de abril y se titulaba El día que la ciencia se impuso. En el texto, Zommer destacaba -entre otras cosas- que esta conferencia de prensa “tuvo muchos más datos que las dos anteriores, pero también tuvo mucha más empatía” pero reclamaba que no todos gráficos mostrados fueron “suficientemente claros y algunos cuestionables por falta de datos de contexto, como la referencia a la cantidad de población de cada país”. A propósito de los gráficos, en este hilo el economista radical Lucas Llach hace una interesante autopsia de esas filminas. Y, de paso, te recomiendo revisar este trabajo del Reuters Institute que pone blanco sobre negro: el 70% de las fake news de mayor alcance las producen políticos y famosos. Ni medios, ni periodista,s ni los trolls (que, además, no existen como call center). Acá tenés un hilo con lo principal de ese estudio.
Tecnología
Donaciones, contrataciones y otras transacciones en la Nube. Tras la videoconferencia del 18 de marzo en la que el presidente Fernández dialogó con ejecutivos de empresas de tecnología, les pidió ideas y que apuren todos los proyectos que le comentaron, algunas compañías propusieron acercar herramientas para ayudar en la crisis sanitaria. Y ahí entramos en una confusión que aún no pudo ser develada y que en medio del #fideogate y el #alcoholengelgate no quedan bien. Por un lado me dicen que ya hubo una donación de uno de lo más grandes jugadores mundiales del mercado de nube y por el otro que no puede ser. Y cuando pido información oficial para saber qué está pasando, me dicen: “Son varias las empresas con las que se está trabajando en conjunto. A partir de la reunión vía videoconferencia que se hizo en Casa Rosada comenzó el trabajo con algunas y se están evaluando otras herramientas que puso a disposición cada empresa para encarar la emergencia sanitaria. Amazon, IBM, Microsoft, Facebook, Globant, Google, Red Hat y varias facultades de la UBA”, me dijeron. Pero sin mayores precisiones
El dato
Se viene el primer encuentro Convercom 2020 (virtual, por supuesto).
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