El gobierno nacional festeja la extensión del Tannat, el cable submarino de Google que amarrará en Las Toninas (llegando desde Maldonado, Uruguay). Y también difunde como logro propio un proyecto de Microsoft para capacitar a un millón de personas en cinco años, entre otras iniciativas de cooperación público-privadas a las grandes plataformas (las Big Five, como se las conoce). Pero, las plataformas están en la mira del propio gobierno kirchnerista, como te vengo contando en #TMTnews. De la propia vicepresidenta, Cristina Kirchner, que litiga contra Google por aquel episodio de «Ladrona de la Nación Argentina» y de sus principales espadas en el ámbito de las políticas de comunicación (como se enseña en Sociales de la UBA). Por eso, desde comienzos de la actual administración se escuchan en el Senado nacional algunas ideas para regular su funcionamiento (tanto del senador Alfredo Luenzo -amigo y ex empleado de Cristóbal López- como de la influyente directora jurídica de la Cámara Alta, Graciana Peñafort).
Todas las referencias oficialistas en torno de las fake news (que no son un producto del periodismo ni de los usuarios, como quieren hacer creer) y el discurso de odio (que no es un producto de la oposición, como quieren hacer creer) se enmarcan también en ese estofado, que se va cocinando a fuego lento. También suena fuerte el tema en la cantinela académica propia, presuntamente científica y objetiva. El debate internacional sobre la regulación de las plataformas (en particular en materia fiscal, pero también respecto de la distribución de información) y la puja que tienen con la saliente administración Trump en Estados Unidos, parecieran validar la conversación doméstica, que -como podía esperarse del cuarto gobierno kirchnerista- está bien lejos de las argumentaciones que se plantean en el hemisferio Norte.
Por todo esto tiene sentido que las plataformas tiendan puentes con la administración Fernández, aunque podrían estar cometiendo el mismo error que las empresas de conectividad (las mismas que esperaban llevarse bien con el presidente y con el DNU 690 descubrieron que con la esperanza no alcanza).
Por suerte tienen #TMTnews para enterarse del «verdadero plan». Para reportarlo, nos metimos en una reunión del Instituto Patria, donde atiende el polit bureau del partido kirchnerista. Asistimos a uno de los encuentros del curso a distancia Comunicación digital, política y democracia. En la apertura del encuentro estuvo el senador Oscar Parrilli («Sin soberanía tecnológica no hay soberanía política», dijo) y los expositores fueron Renata Ávila (Guatemala, ex candidata a relatora de la libertad de expresión de la CIDH, colaboradora del ex juez Baltazar Garzón, escribe sobre colonialismo digital); Daniel Vázquez (España, «militante»); Cesar Carrero (diputado electo por el Partido Socialista Unido-PSUV, Venezuela, en las elecciones que la comunidad internacional no reconoce), y Javier Blanco (profesor y secretario general de la Asociación de Docentes e Investigadores Universitarios de Córdoba-Adiuc, Argentina).
El marco general de la jornada fue el «poder y monopolio» de los Estados Unidos y sus plataformas digitales y la necesidad de crear redes regionales propias para dejar de depender de la infraestructura estadounidense. Te resumo los grandes highlights: 1) Existe un capitalismo autoritario: la tecnología es una herramienta de dominación; 2) Hay que generar un cambio radical y empezar a vivir «sin Silicon Valley»; 3) Facebook, Google y demás saben mucho más de la población que un ministerio; 4) Las plataformas en sí generan tendencias y fomentan ciertas ideas (a través de sus algoritmos). Mauricio Macri usó en 2015 esos datos para manipular a la población; 5) Hay que tomar el control de la información ciudadana, que no la tengan sólo grupos privados porque eso deja desventaja para el movimiento popular; 6) La tecnología es política, no está aislada de banderas. Y ellos [que se consideran el pueblo] salen perdiendo; 7) Hay que diseñar propuestas que les devuelvan [a ellos] el control en las pantallas, a nivel regional (y alguien dijo que Argentina tiene que ser pionera). 8) Hay que descentralizar el poder en las plataformas, levantar infraestructura nacional y regional con fibra óptica que no pase por Miami sino sólo por América Latina; 9) Hay que regular a las grandes empresas (Google, Facebook, etc.) para que los datos al menos no queden en Estados Unidos si no en cada país. «Lo ideal sería bloquearlos o expropiarlos, pero como no se puede, al menos hacerles pagar», se escuchó clarito. 10) Hay que replicar el modelo de cable submarino que une Cuba y Venezuela; 11) hay que fortalecer los medios públicos y repartir mejor los espacios radioeléctricos y de televisión [las viejas nuevas ideas del partido de la ley de medios]; 12) Hugo Chávez logró abrir los ojos del pueblo, la democracia se puede construir de manera distinta, «con un pueblo empoderado»; y 13) Hay que empezar a formar en tecnología y ciencia robótica, etc. Garantizar bienestar y seguridad social a los tecnocientíficos, para que no se vayan a otras empresas. Tecnópolis es un buen ejemplo.
Después no digas que no te avisaron ni te la veías venir.

TELECOMUNICACIONES
Ella, más cerca del 5%; ellos, más cerca del 20%. Sigue sin haber novedades sobre la reglamentación del DNU 690, que declaró servicios públicos a la conectividad digital. Y tampoco está claro de cuánto será la «corrección» de las tarifas (sí, hay que llamarlas tarifas) una vez que venza el congelamiento dispuesto por aquel decreto. Horas después de que las empresas comunicaran a sus clientes que la suba sería del 20%, el vicepresidente del Ente Nacional de Comunicaciones-Enacom, Gustavo López, salió a desmentir esa suba (o corrección, como le llama el jefe de gabinete, Santiago Cafiero) por todos los medios (militantes). Fue López y no Ambrosini el desmentidor, lo que vuelve a dejar la imagen de un presidente deconstruido en el ente que debe aplicar la regulación del sector (y está claro que López es Cristina Kirchner). Ahora la negociación está centrada en un aumento del 5% en enero y luego se verá. Por ahora, a un año del cambio de gobierno, lo único claro es que las tarifas seguirán muy por debajo del ritmo inflacionario. Y que no hay políticas de desarrollo de la conectividad.
Telefónica vende (y no es la única), Telecom compra (y tampoco es el único). Vinculado con lo anterior, dos fuentes del sector me dijeron que en el gobierno podría existir la idea de que congelando tarifas se le baja el precio a las empresas. Y eso estaría relacionado con presunto interés del grupo Olmos (un grupo empresario menor en el ecosistema convergente argentino) en la operación local de Telefónica Movistar. Apenas Carlos Pagni comentó la información, me acordé de la oferta que Rudy Ulloa hizo en su momento por Telefe (cuando pertenecía a Telefónica), de la argentinización de Telecom (cuando Néstor Kirchner impulsaba su adquisición por Eurnekián-Gutiérrez, Román y/o Moneta-Garfunkel) y del más reciente experimento de cuarto operador de movilidad (con Manzano-Vila presentándose a una licitación sin aportar un dólar). El kirchnerismo fue el gran actor de cada uno de esos intentos. Pagni también mencionó a Supercanal, que lidera el cablero pyme tucumano Facundo Prado, como negociando con Telefónica por una parte de la filial local. ¿La otra parte la estará negociando Claro? ¿Se estará por reeditar el modelo VCC -que fue adquirido en partes iguales por Cablevisión y Multicanal en 1997-? ¿Será que Argentina se encamina a tener un mercado de dos grandes jugadores convergidos -Telecom y Claro-? ¿Y será que una vez más estamos ante la puja ya clásica en el sector del kirchnerismo enfrentándose al grupo Clarín y viceversa? Como sabés, hace ya tiempo Telefónica puso en venta sus activos en América Latina (con excepción de Brasil) e inició su viaje de regreso a la península. No sin esfuerzo se ha ido desprendiendo de filiales en América Central y ha cerrado acuerdos de cooperación en México mientras negocia en el resto de los países. En esa línea, en Uruguay está en conversaciones con Telecom, cuyos ejecutivos acudieron a la presidencia del país para informar de la posibilidad de ampliar sus inversiones allí siempre que la legislación lo permita (es decir, si avanza una nueva ley convergente enviada por el presidente Luis Lacalle Pou al Parlamento). Telecom parece estar en fase de expansión regional para consolidar sus operaciones en Uruguay -comercializando Flow con la estatal Antel, adquiriendo los activos y la base de clientes de Movistar-, en Paraguay -expandiendo a todo ritmo su red de fibra óptica y previendo lanzar Flow sobre esa autopista- y en Argentina -siguiendo muy atentamente los movimientos de Supecanal-. La clave, una vez más, es el contexto político, que en los mercados vecinos acompaña pero en el país de origen vuelve a complicarse. Un dato más: hay otra gran empresa telco con presencia en Argentina que está en venta hace tiempo y estaría avanzando para irse con un modelo similar al que ya aplicó en otro país de la región.
Compra y venta de medios, como en los viejos tiempos de Néstor y Cristina. Aunque las audiencias cambian y están en plena transformación (como cuenta el investigador argentino Pablo Boczkowski), la compra-venta de medios tradicionales se calentó en los últimos meses (¡como si estuviéramos en la previa de un año electoral!). A la controversia judicial por la transferencia de Canal 9 a Víctor Santa María (que ya podría ser el segundo multimedio del país detrás de Clarín) y las dudas existentes en torno a la venta de Radio del Plata -cuya gestión quedó a cargo de Antonio Fernández Llorente- se suma ahora el interés de Carlos Maximiliano Humberto Rosales por Radio Continental (se frustró el desembarco allí de Cadena 3, que comentamos aquí). Rosales, que hizo de una cooperativa aseguradora de manzaneros un grupo financiero muy próspero, estuvo interesado con comprar los medios de Cristóbal López durante el gobierno del presidente Mauricio Macri, como te conté el 9 y el 22 de abril de 2019 en #TMTnews.
Del diario de Sivak, a LN+ de Ávila. Arrancó la aventura de elDiarioAr.com, la versión argentina del exitoso elDiario.es, que en España conduce Ignacio Escolar. Aquí, bajo la batuta de Martín Sivak (autor de los dos tomos sobre la historia de Clarín) debutó con una tapa sobreactuada sobre el debate por la despenalización del aborto (que consideró clave para la democracia argentina). Por ahora no hubo ninguna bomba periodística, algo esperado dada la composición de la redacción -que incluye muy buenos periodistas de investigación-. En cambio, si se percibe una intensa bajada de línea ideológica, que tal vez tenga la intención de posicionar rápidamente al medio entre su pretendida audiencia. Allí se puede enmarcar la entrevista realizada a Esmeralda Mitre, donde se dice que su antepasado más ilustre -el ex gobernador y primera mandatario- fue «presidente de facto» y que su padre, fallecido director del diario La Nación –sucedido en el cargo por Fernán Saguier– tenía unos fideicomisos «escondidos». En esa entrevista, una de los cinco hijos de Bartolo -como se lo conocía afectuosamente en La Nación- expresa su intención de desembarcar en el diario que su padre ya no controlaba. Muy interesante. Y también improbable.

El que sí está desembarcando en La Nación ahí es Juan Cruz Ávila -otro hijo de, en este caso de Carlos Ávila- para producir buena parte de los programas de la señal La Nación Más. ¿Se llevará alguno de los ciclos que destacaban en la que hasta ahora parecía su canal, A24?

EL DATO I
El periodista de Clarín perseguido por el kirchnerismo Daniel Santoro fue sobreseído por la Cámara Federal de Mar del Plata en la causa tramitada por el juez de Dolores, Alejo Ramos Padilla. El fallo fue celebrado por todo el espectro democrático y hay quienes dicen que es ejemplar en su coherencia con el marco constitucional argentino que protege el trabajo periodístico. Según cómo se lo mire podría ser un tirón de orejas para el juez que el presidente Alberto Fernández propuso para hacerse cargo del juzgado electoral de la provincia de Buenos Aires, o algún tipo de negociación en esa designación. Si se entra en ese tipo de suspicacias, debe llamar la atención la neutralidad con la que el panfleto kirchnerista El Destape abordó la noticia (esa nota parece hecha por Associated Press). Más allá de eso, el desprocesamiento de Santoro es la mejor noticia para el periodismo en un durísimo 2020. Y fue celebrada también a escala internacional. ¡Mirá!
EL DATO II
Imagino que ya estás al tanto, pero si no… ¡Mirá quién volvió! Sí, Sergio Bartolomé Szpolski, que -como no podía ser de otra manera- se autopercibe perseguido.
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