A los 92 años murió hoy Ernestina Herrera de Noble, viuda de Roberto Noble, directora del diario Clarín y una de las principales accionistas del Grupo Clarín.

Ernestina Herrera de Noble había nacido en Buenos Aires el 7 de junio de 1925.

“La señora”, como se la conoce en el mundo Clarín, se había casado con Noble el 27 de julio de 1967 en una ceremonia presidida por el entonces cardenal Antonio Caggiano.

Se hizo cargo del diario Clarín el 21 de enero de 1969, nueve días después de la muerte de su esposo. Noble había sido dirigente del partido Conservador y su legado como legislador sigue vigente: cada vez que pagamos las expensas de un edificio lo hacemos para cumplir la ley de renta horizontal que él escribió, y la gestión de los derechos de propiedad intelectual tiene la estructura que él le dio en la ley 11.723.

Fue la primera mujer en dirigir un diario en el país y probablemente en el continente. Identificó a Clarín con el hombre de la calle, con el argentino medio, con el hombre común. Es decir, lo hizo el diario de la clase media nacional y lo convirtió en el de mayor circulación de habla hispana.

En aquellos años se apoyó primero en los amigos que su marido había cosechado en sus últimos años de su vida en el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) hasta que un contador que había llegado con los desarrollistas, Héctor Magnetto, se hizo fuerte y tomó el timón del diario, que entonces inició el camino que lo convirtió en la mayor empresa de medios del país.

Hoy, en la biografía que publica el diario para recordarla, aquel momento se subraya como ruptura y recuerda que el 12 de enero de 1982, décimo tercer aniversario de la muerte de Noble, fue la propia Ernestina quien comunicó los cambios a la redacción.

Aunque intentó tener un bajo perfil público, matizado por los discursos que solía dar en la redacción para los aniversarios del diario y en muy contadas entrevistas, Herrera de Noble fue protagonista de la vida política nacional de los últimos cincuenta años.

En 1976 obtuvo la guarda provisoria de Marcela y Felipe, que en 1977 se convirtieron en sus hijos adoptivos. Esa adopción fue llevada a la justicia en 2001 por la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, que acusó a la directora del diario de haber adoptado a hijos de desaparecidos. El 17 de diciembre de 2002, el entonces juez de San Isidro, Roberto Marquevich, ordenó la detención de la directora del diario.

La misma denuncia se reactivó a partir de 2008 y tuvo varios episodios de violencia contra los jóvenes Noble Herrera hasta que quedó descartada cuando finalmente se confrontaron los ADN, se descartó la hipótesis de investigación y la directora de Clarín fue sobreseída, el año pasado. Algo similar ocurrió con el caso Papel Prensa, cuya adquisición por parte de Clarín y otros diarios también se vinculó a delitos de lesa humanidad.

La sucesión de la directora del diario como accionista de ese grupo está resuelta desde hace tiempo: sus dos hijos ya ocupan posiciones de relevancia media en la empresa de la que son ahora copropietarios. La continuidad de esa compañía, que cotiza el 20% de su capital en la bolsa y tiene otros accionistas, es tema de escenarios estratégicos desde hace tiempo. El cáncer de garganta que puso a Magnetto al borde de la muerte hace algunos años también apuró aquellos análisis.

La muerte de Herrera de Noble puede ser leída como un cambio de época: se va una empresaria y editora que se hizo cargo de una empresa periodística fundada en la primera mitad del siglo XX, permitió e impulsó su transformación en un grupo de medios durante la segunda mitad de ese siglo, y la deja a las puertas de una nueva transformación, la de las llamadas comunicaciones convergentes, entrada la primera parte del siglo XXI.

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