Enrique Carrier, fundador y director del estudio Carrier & Asoc., es consultor del mercado de las comunicaciones y editor del blog especializado Comentarios que lleva 20 años siguiendo la actividad de las industrias convergentes de los servicios vinculados a Internet, las telecomunicaciones, la informática y los medios digitales.
En la segunda mitad de 2022, Carrier pasó por #ConversacionesConvergentes (ciclo que se emite por los canales Metro y UCLPlay) y describió el estado de situación de las comunicaciones en la Argentina.
-¿Finalizó en la Argentina el despliegue de 4G?
-No, no terminó. Obviamente, está hecho el grueso sobre todo si lo medís en cobertura poblacional que, en última instancia, es lo que importa porque son quienes van a estar conectados.
El cronograma original preveía la llegada a localidades de muy baja densidad poblacional por parte de los tres operadores lo cual era un poco ridículo porque no daba la economía para uno, menos para tres. Eso sufrió algunas modificaciones y entonces está en proceso de poder avanzar.
El despliegue está bastante avanzado dado que también hay considerar que arrancó atrasado porque cuando se hizo la licitación había parte del espectro que se otorgó que no estaba disponible técnicamente, eso demoró el cronograma, después obviamente se sumó la pandemia, etcétera.
Está avanzado pero todavía no está terminado [NdE: a mediados de 2022] y por eso los operadores piden priorizar lo pendiente de 4G cuando se empieza a hablar de 5G.
-Pero en la región vemos otros países que dieron pasos relevantes en el despliegue de 5G, ya con ofertas comerciales incluso, ¿Qué condiciones deberían darse en Argentina para que se empiecen a dar los pasos necesarios y no quedarnos atrás?
-Para empezar, si nos remitimos específicamente a lo sectorial, faltan definiciones técnicas. Aunque sobre las bandas de espectro no hay mucho misterio porque hay que ir por donde va el mundo para que sea más simple y que haya equipamiento disponible, sobre todo terminales.
En el caso particular de Argentina, el agravante que tenemos es que algunas de las bandas más habituales en el mundo para 5G no están liberadas en nuestro país. Es decir, están siendo utilizadas para otro servicio lo cual exige el paso previo de migrar esas operaciones a otras frecuencias. Por ejemplo, mucho de lo que es acceso inalámbrico fijo va por ahí.
Esa migración a otras frecuencias tiene un costo y hay que definir quién lo paga. Hay como tarea para el hogar previa a poder empezar a hablar de licitaciones de bandas.
-El 4G nos permitió conectarnos desde el móvil a Internet y navegarla con bastante facilidad, ¿5G qué va a permitir?
-En el caso del uso del teléfono móvil es donde vamos a ver menos diferencias. Una tal vez inmediata, y que tampoco va a ser inmediata porque vas a depender de que mucha gente tenga equipo 5G, tiene que ver con el uso del celular en lugares de alta concurrencia. Por ejemplo, cualquiera que haya ido a un concierto, a una cancha de fútbol sabe que en esos momentos la llamada no entra.
-O es difícil subir una foto
-Exacto, porque hay demasiados dispositivos queriéndose conectar con una misma antena que tiene limitaciones. Con 5G ese problema estaría resuelto.
Pero desde el punto de vista de la experiencia acerca de qué vamos a poder hacer que hoy no sea posible, no hay mucho más. Se piensa en términos de realidad virtual y realidad aumentada pero tampoco es que haya mucho desarrollado con lo cual de hecho un poco lo que está pasando en países donde ya se lanzó 5G y se lo está utilizando desde el teléfono, hay una cierta desazón de decir: tengo la tecnología más moderna, el equipo más moderno y no estoy haciendo nada nuevo.
-¿Hubo sobreexpectativa?
-Yo creo que sí, que hubo sobreexpectativa o que, por lo menos, hubo expectativa en cosas por donde el 5G no va a pasar. Ahora, te quedan dos grandes negocios, de por decirlo de alguna forma. Por un lado, que está avanzando sobre todo en Estados Unidos, que es el acceso a Internet fijo inalámbrico. O sea, básicamente vos tenés como módem que se conecta 5G, después tenés wi-fi y tenés una conectividad similar a la fibra óptica generalmente en lugares suburbanas o semi rurales donde entonces no te justifica económicamente cablear cuando vos tenés poca densidad de casas en 100 m y donde sí puede ser interesante con la cobertura inalámbrica.
Por otro lado, y esto sí requiere más tiempo, está la capacidad del 5G de conectar muchos dispositivos simultáneamente y ahí aparece Internet de las Cosas. Básicamente, las ciudades inteligentes donde hay millones de dispositivos conectados que, generalmente, transmitirán poco pero serán muchos lo harán en simultáneo.
En usos industriales no alcanza con tener máquinas conectadas. También dependés del software que los administre y que, a su vez, lo vincule con el resto de los sistemas, en este caso, de una empresa, y eso puede significar reingeniería. No es solamente que operador ponga la red sino que también hace falta una maduración mayor por parte de los usuarios, en este caso los clientes, para empezar a incorporar estas características que sí son novedosas, a diferencia de lo que pasaba con los teléfonos que vemos que no hay mucho nuevo. Hay mucho trabajo y mucho desarrollo de múltiples proveedores: de dispositivos, de aplicaciones, etcétera
-Entonces 5G va a tener un impacto más contundente en la producción o la economía en general y no tanto en lo que los usuarios individuales hacemos con la conectividad y el teléfono
-Hasta el momento no se vislumbra ningún cambio a nivel individuo con un teléfono. Sí hay, y todavía se están explorando, muchas posibilidades para uso de aplicaciones comerciales. Lo que hoy se está haciendo a nivel global es tratar de ir identificando cuáles son los sectores donde esta tecnología tendrá más impacto para definir dónde se va a avanzar primero porque si bien vos podés utilizarlo en muchísimos ámbitos hay que ver después a la hora de hacer los costos beneficios dónde cierra y dónde no cierra incorporar tecnología.
-En Argentina, ¿Qué sectores podrían verse beneficiados? Se habla del campo, la industria, el transporte. ¿Qué sectores económicos podrían recibir un impacto favorable más inmediato del 5G?
-Respecto del campo yo creo que es relativo porque el problema generalmente es que en el campo no tenés o tenés poca cobertura. Tal vez ahí necesites esquemas mixtos de algún tipo de conectividad a una red privada o mediante conexiones satelitales.
Me parece que puede haber casos en empresas de servicios públicos, como distribuidoras de energía, que tengas un medidor que se conecte automáticamente, que puedas habilitar o deshabilitar el servicio, un montón de cosas a nivel ciudad que podés introducir pero que te van a implicar adaptarte no es solamente ponerlo y ya está.
Todavía muchos están imaginando los usos y cómo implementarlos. Hay muchos usos en redes industriales para conectar las máquinas y tener fábricas más robotizadas e inteligentes. Pero es todo un proceso que lleva un tiempo de maduración y no es inmediato.
-Como decíamos antes, otros países de la región y ni hablar de otros lugares del mundo, ya han dado pasos y tienen oferta comercial de conectividad 5G. En Argentina, ¿qué frena eso?
– Hay varias cosas. Obviamente la situación macro va a jugar pero por un lado necesitás más desarrollo de fibra óptica porque una de las características de 5G, con su gran ancho de banda, es que necesitás que esa misma capacidad esté no solo entre el dispositivo y la antena sino de la antena a la red. En ese sentido, necesitás que haya sí mucho despliegue de fibra que es lo que va a conectar las antenas. Después, obviamente, la macroeconomía te juega. Ni siquiera estamos hablando de la coyuntura porque vos pensá que en Argentina tenés un ARPU que es un ingreso promedio de usuario de 4 dólares y con ese nivel de ingresos es muy difícil hacer grandes cambios. En especial si lo comparás con Estados Unidos, que es 40 o más dólares.
-Y la inversión que hay que hacer tiene costos globales
-Tenés un precio que tiene un alto componente en dólares, que es el equipamiento, la tecnología persé, y después están los costos locales. Pero siempre termina habiendo un alto componente de divisa y entonces los niveles de ingreso en dólares van a marcarte también no tanto lo que podés hacer sino a qué velocidad lo podés hacer.
-¿Cómo impacta en el despliegue de tecnología la guerra comercial, tecnológica y de datos que parece haber entre Occidente y China?¿Cómo impacta eso en América Latina y en Argentina en particular?
-Lo que es interesante que está sucediendo en la guerra entre Rusia y Ucrania es que te marca los problemas que hay cuando dependés de un recurso estratégico de un país que no es tu aliado. En el caso de Europa se vio muy claro con el gas.
Lo que pasa es que en temas de seguridad nacional las hipótesis alcanzan para tomar medidas, no es un juicio donde uno tiene que probar culpabilidad o inocencia. En este caso, vos podés decir: si lo mismo hubiera ocurrido con China ¿qué hubiera pasado? Todos los países que dependían de la tecnología china, si hubiera un boicot -como el que ocurre con Rusia- y no tuvieran más acceso…¿Qué pasaría? Eso, independientemente si después te espían o sabotean.
Inclusive pensando en el flujo de mantenimiento que es un poco lo que le pasó a Rusia. Rusia tenía poca tecnología china en sus redes móviles, Nokia y Ericsson se fueron y entonces le queda tener que en algún momento cambiar de tecnología para poder seguir avanzando. Eso ya de por sí te demuestra que, a veces, tener relaciones comerciales tan estratégicas con potenciales enemigos es algo que tal vez de ahora en más se vea con más detenimiento que lo que era previo a esta guerra.
En este sentido, la guerra le dio más validez a la argumentación de los Estados Unidos diciendo ‘no puede ser que nosotros y nuestros aliados dependan tecnológicamente de nuestro potencial enemigo’. Ahora, ¿qué va a pasar de acá es más? Es difícil saberlo porque va a depender también de cuáles sean los próximos pasos que tome China, no sólo la posición en el conflicto ruso-ucraniano sino ver si quiere o no avanzar con algunos temas pendientes que tiene y que saca a relucir.
Particularmente, creo que América Latina está un poco afuera de esa discusión, que tiene lugar más en Europa occidental, Estados Unidos, la OTAN y sus aliados del Pacífico, por llamarlo de alguna forma. Ahora, nuestra región se ve algo beneficiada por la expansión china y el comercio. Por eso, veo difícil que América Latina en general tome partido por alguna de estas dos posiciones, más allá de que habrá presiones. Lo importante es ver si esas presiones vienen con incentivos, como el financiamiento.
-Si bien es cierto que la región no es de las más importantes en términos del mercado global de las comunicaciones, se ve una suerte de guerra fría donde Estados Unidos dice ‘no dejen entrar tecnología china porque se van a complicar las relaciones comerciales con nosotros’ y China que dice ‘acá están mis empresas, acá está la tecnología de punta y acá está el financiamiento para que ustedes adquieran esa tecnología’. Es como juego de pinzas que todavía no aprieta fuerte pero que tanto uno como otro le dice a los gobiernos y a las empresas operadoras de servicios: ¿Para qué lado van a jugar? ¿Hay alguien que esté resolviendo esa disputa, que esté pudiendo conciliar esos dos señores por decirle de alguna manera?
-Creo que lo van tratando de hacer tal vez porque la presión todavía no es mucha y como te decía antes, creo que también hacen falta incentivos. Si vos me decís ‘dejá tu proveedor chino que es malo y se porta mal’, eso no alcanza. ¿Tenés algo superador en términos tecnológicos y o tenés una financiación que entonces a mí me justifique comprarle a B y no a A? Creo que recién ahora se está empezando a hablar de este último punto.
Lo que pasa es que Estados Unidos no tiene proveedores propios y por eso es muy difícil para ellos decir ‘vamos a dar financiamiento blando para que empresas suecas o finlandesas vendan más en América Latina’. Es complicado hasta desde lo político. Ahí es donde aparece lo que se llama Open Rand que, para simplificarlo, es una forma de introducir sistemas abiertos compatibles en las redes de telecomunicaciones que normalmente son monolíticas y hacerlo en la última etapa que es la etapa de radio, la etapa de aire, que es donde va cada antena y cosa que se instala.
Ahí sí hay muchas empresas americanas y entonces sí podrías pensar en que el gobierno de Estados Unidos dé créditos blandos o subsidiados para que intervengan empresas americanas. Pero son procesos largos que implican un cambio en la forma de funcionar, pueden tener menores costos por un lado y tiene mayores costos por otro, y hay que esperar que maduren. Estaos en una etapa muy inicial para poder plantear una alternativa hoy que sea realmente válida. Hasta ahora, el Open Ran es más una promesa y unas ganas de hacerlo que cosas concretas para mostrar. Pero creo que un poco también va a venir por ahí, como decía, no alcanza con decir ‘no le compres a este señor’, también tiene que haber una zanahoria interesante.
-Hace muchos años que seguís el tema de terminales, dispositivos y teléfonos. ¿Cómo estamos en Argentina que tiene este régimen de ensamblado local de terminales en Tierra del Fuego? ¿Cómo estamos en disponibilidad y vigencia de terminales, y qué ves para los próximos años?
-El mercado viene recuperándose después de varios años bastante por debajo de lo que sería lo natural de recambio, con lo cual también vas acumulando necesidad de recambio y por eso, por ejemplo, en 2021, a pesar de la pandemia y todo fue un año de mucho crecimiento.
-De buenas ventas
-No se llegó a los niveles récords de antaño pero está claro que llega un momento en que, por más que la situación económica no dé, los teléfonos dejan de andar, la batería te dura media hora, se rompió la pantalla y otros factores que te obligan a cambiar el terminal.
El régimen de Tierra del Fuego y el desdoblamiento cambiario hicieron que te conviniese más comprar un equipo equis en Argentina que el mismo dispositivo en el exterior. Obviamente, muchos sectores importadores están con la incertidumbre de ver qué pasa con las divisas.
-En cuanto a la calidad, a las gamas de los dispositivos que tenemos disponibles, ¿estamos globalizados, estamos en el mismo nivel que el resto del mundo o estamos un pasito atrás?
-Estamos con un desfasaje lógico de unos pocos meses porque el tema también es que es un negocio que tiene muchas escalas y entonces no vas a producir la tecnología más vieja y barata para un mercado como el argentino que representa un 1% o menos del negocio mundial. ¿Por qué hay tantos equipos 5G en Argentina si no hay red 5G? Porque es lo que hay.
-Lo que globalmente hay
-Es lo que se está fabricando ahora. Nadie va a fabricar un equipo 3G y quedan cada vez menos 4G por el recambio que va a ser 5G. Entonces terminás teniendo lo que hay en el mundo y lo aprovecharás más o menos. Tenés un equipo 5G y no lo aprovechás, pero salía más caro sacarle el 5G y dejarle sólo 4G, por eso se vende con todo, como está. Entonces eso es lo que de alguna forma hace que no tengas un atraso tecnológico muy marcado.
-En alguna época, los fabricantes de terminales corrían la carrera de la mejor cámara, el equipo más rápido, y demás las prestaciones, ¿Eso se estabilizó y ya no hay mucho más que agregar o todavía hay campos para la innovación?
-Por ahora va a ser más de lo mismo. Va a tener pantalla de mejor calidad, de más resolución, mejores cámaras. Y de hecho si vos te fijás, muchas veces cuando ves las descripciones de los equipos, sobre todo la parte más marketinera, se hace mucho hincapié en lo que es la cámara y la calidad de la pantalla porque de lo otro por más que sea más rápido es algo que no te va a enganchar.
-No es perceptible
-Para mucha gente ya está: que la cámara tenga 2000 megapíxeles no me cambia nada. Eso también fue uno de los factores que influyó en retrasar la renovación. Antes tenías una vida útil de 18 meses y hoy estás casi en 3 años. Esa es la realidad: ¿Para qué voy a gastar equis cantidad de dólares en algo que me va a aportar poco? Existía mucha renovación cuando había algún salto que te justificaba hacer esta migración. Mucho tiempo atrás fue lo de los SMS, después la pantalla color, después el reproductor de audio, el smartphone, etc. Tenías una motivación. Hoy hace ya varios años que es más o menos lo mismo que hacías antes entonces eso también te quita un poco de motivación y es un tema global de la industria, no pasa solamente en Argentina. Acá sí tenemos el condimento de una macroeconomía más complicada, la diferencia en dólares, y eso juega en contra.
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