Gonzalo Peltzer es abogado, periodista, doctor en Comunicación Pública y consultor de empresas periodísticas.  Desde sus comienzos como cronista de La Nación y luego director de La Verdad, de Junín, se ha dedicado al periodismo, la gestión de empresas periodísticas y la docencia universitaria.

Fue director del Laboratorio de Diseño Periodístico de la Universidad de Navarra, España, a finales de los 80. En esa universidad realizó también su tesis doctoral sobre los lenguajes informativos iconográficos (no lingüísticos ni fotográficos). A mediados de los 90, de regreso en Argentina, participó de la fundación de la Facultad de Comunicación de Universidad Austral, de la que fue decano hasta 1996. Fue director de Innovation International Media Consulting Group, fundada por Carlos Soria, Juan Antonio Giner y Francisco Gómez Antón y vinculada a la Universidad de Navarra.

En su recorrido como gestor de medios, Peltzer ocupó cargos de conducción en Expreso de Guayaquil (Ecuador), Última Hora de Asunción (Paraguay) y el diario El Territorio de Posadas (Argentina), medio del que es accionista. En sus redes hace un seguimiento diario de portadas, diseño y enfoques editoriales de diarios y revistas de todo el mundo con reflexiones incisivas que invitan a pensar la evolución del periodismo.

En 2022 estuvo en Conversaciones Convergentes (por entonces, TMT Conversaciones), ciclo de entrevistas que se emite por las señales Metro, Canal E y UCLPlay, y el canal de YouTube de Convercom.info

-Gonzalo, en este ecosistema digital con omnipresencia de las redes sociales y de las plataformas, ¿qué lugar imaginas para los diarios de papel?

-Bueno, depende de qué diario. Para el New York Times me imagino un lugar fantástico, es Su Majestad, el emperador. Para otros diarios más chicos, puede que no haya futuro, que no haya imaginación posible. Eso me parece que nos está diferenciando mucho.

A veces uno se pregunta, por ejemplo, en la Argentina, La Nación: ¿Es el New York Times de la Argentina? No, porque el New York Times es un periódico global, inmenso y monstruoso, con una circulación todavía muy interesante en papel, pero a la vez con una marca mundial que está ganando más plata que nunca.

La mayoría de los diarios decimos, ¿cómo vamos a sobrevivir? El New York Times ya lo sabe. ¿Podemos imitarlo? No sabemos. Creo que no.

Cada diario es una marca en sí misma que puede subsistir. Yo siempre pienso que vamos a seguir imprimiendo, aunque sea un ejemplar para decir, mirá, yo tengo los atributos como para imprimir lo que digo. Otros no se animan a imprimirlo.

Internet es muy volátil, lo mismo la radio y la televisión, a pesar de que quede grabado. Pero animarse a imprimir las noticias es una fortaleza muy grande. Bueno, hay que ver cómo evoluciona eso y por eso digo que quizás algún día imprimamos, aunque sea un ejemplar para que quede en el archivo y para poder decir, mirá yo imprimo lo que digo.

-Vos sos alguien que, desde hace mucho tiempo seguís justamente eso que se imprime: los diarios, las revistas, las tapas, no solamente en Argentina y en América Latina, sino lo que se está haciendo en el mundo. Ahora es más fácil porque justamente está disponible ese material a través de Internet. Hay algo con el objeto impreso cuando es atractivo o llamativo. Y ahí empieza a jugar el diseño y lo que se elige para imprimir.

-Sí, lógicamente, me parece que todo. También una pantalla de televisión o Internet se diseña, pero el diseño gráfico o editorial es parte del mensaje y es parte del periodismo de un periódico. La misma palabra periodismo viene del periódico.  Y es un modo de decirlo, es un modo de opinar. Y es un modo de impactar también. Cosa que nos interesa mucho.

Los que hacemos diarios, los que hacemos prensa gráfica teníamos que vender en la calle y nos interesaba especialmente impactar. Porque impactaba en el canillita y en la gente que compraba uno de esos ejemplares. Hoy día también tenemos que seguir llamando la atención. Pero sobre todo con una…una mentalidad que es distinta a esa de decir, bueno, yo voy a comprar este diario porque es más lindo, porque tiene esta noticia. Esto aplica para el diario y para cualquier producto gráfico, un libro también es igual a eso. Compite con Starbucks. ¿Qué? Es un objeto y es un objeto que tiene que ser lindo, que debe tener buen gusto, que tiene que ser rico. Tiene que ocuparte un ratito como un buen café. Y entonces, hay que pensar en eso también.

Hoy día, te insisto, no es tanto el impacto de la noticia que hay en la portada de un diario, en la tapa de un diario, sino la satisfacción que voy a tener de comprar un producto que es lindo, que me gusta, que me va a acompañar y va a estar un rato conmigo. Y eso también nos pasa con un libro. La industria editorial de libros compite también con eso, con otros productos, con otras cosas que uno tiene ganas de comprar. Porque es lindo, porque da gusto, porque está bien escrito, pero todo eso.

También la escritura. Hoy día, muchos compramos diarios para leer a fulano, para leer a mengano, para ver lo bien escrito que está. Eso es muy importante.

Quizás antes, escondido en las noticias, en la publicidad, no interesaba tanto el estilo. La gráfica, la belleza creada por el diseño, y hoy me parece que es más importante todavía.

-Hoy hay una fuerte disputa de la atención. ¿Puede haber alguna ventaja de lo impreso por su aporte a la “desaceleración” y su aporte de profundidad?

-Estoy seguro de que la hay. Pero uno dice, no, la gente no va a leer más en papel, vamos a leer todos en el telefonito. Quizás sí, no lo sé. A mí, tal vez por ser una generación antigua, me cuesta todavía leer en el teléfono, sobre todo comparado con el tamaño de un libro o el tamaño agradable de un diario, y comparado -y esto es McLuhan- con la calidez del papel y de la tinta sobre papel.

Bueno, puede ser que eso todavía sea una ventaja, que dure poco, porque alguien conseguirá esa calidez en el diseño de las pantallas, no lo sé, tampoco yo estoy matando al papel, realmente yo leo casi todo también en la pantalla de la computadora, propiamente en este momento.

Pero esto es otra historia, no sabemos qué va a pasar, si va a aparecer un papel especial que va a matar el iPad. Puede ocurrir eso, y puede subsistir ese papel, o pueden subsistir -cosas que pasan en la historia de las industrias- el papel porque hay gente que plantó muchos pinos, y necesita que subsista el papel, y resulta que vamos a seguir consumiendo papel para mantener la industria forestal. No lo sé, pero esas cosas han ocurrido en la historia de la humanidad. Hay inventos que reemplazan a otros que ni nos imaginamos que están a punto de aparecer.

Entonces yo insisto, en esta cuestión de que no se existe desde antes el papel, porque había gente que se animaba a imprimir en la piedra las cosas, y la ventaja, la virtud, la fortaleza que tiene el papel sobre las pantallas es la permanencia, es esto que te decía, bueno, yo me animo a imprimirlo, ahora tiene mucho que ver la calidad, no sólo del diseño, sino de la escritura, y la marca.

Yo no sólo me animo a decirlo, sino que llevo 100 años diciendo estas cosas y la gente me cree.

Eso, sumado al producto, a que yo lo hago lindo. El New York Times, por ejemplo, se preocupa muy poco de que sean lindas sus portadas. Sin embargo, sigue vendiendo cantidades ejemplares, pero porque tiene credibilidad, y porque la gente sabe que, si el New York Times pone su sello, eso es verdad.

-Considerando esos elementos. Sabemos cuáles son las desventajas, obviamente, del papel, vos también las marcaste, pero quedándonos con las ventajas, algunas están asociadas al papel y otras a lo que transmite la potencia de la marca ¿Qué diarios o revistas están haciendo bien las cosas?

-No sé, digo, me salen rápidamente, por ahí no tanto en la Argentina. El papel tiene el problema de la logística, que es muy complicado y que, por eso yo decía, por ahí nos conviene imprimir un solo ejemplar para dejarlo en el archivo, pero el resto darlo por otro medio.

Hoy en día siguen existiendo revistas históricas importantísimas, y te menciono dos que a mí me interesa seguir, especialmente The Economist y The New Yorker, que son dos revistas semanales. Una de Nueva York, increíble, donde publica John Lee Anderson, por ejemplo, crónicas impresionantes. Otra británica, que es la revista de análisis político-económico más importante del mundo, más influyente, más fuerte, y subsisten, por todos los medios, digo, porque las podemos leer por medios electrónicos. Antes suscribirte a New Yorker era difícil, porque teníamos fama de no pagar las suscripciones en Argentina. A mí me ha pasado eso con alguna de estas revistas. ¿Cómo puede ser? No, bueno, pues usted tiene fama de no pagar nunca, entonces no suscribían a Argentina. Bueno, hoy las podemos leer y dan gusto.

Hay revistas y hay diarios en general, la prensa anglosajona, contando como anglosajón lo inglés, lo británico, lo norteamericano, que todavía tiene bastante buena salud.

Y te insisto, el New York Times, de los, no sé, hoy día, cuántos suscriptores tiene, andaba por los 7 millones en total, entre papel e internet [NdE: en 2023 son más de 10 millones]. En papel son 700.000, creo, una cosa así. Pero la gente se mata por los crucigramas de New York Times. Hay gente, ahora tampoco te voy a poder decir el número exacto, pero ponerle 250.000 que pagan el crucigrama de New York Times. Es una cosa de locos. Bueno, es que tiene un muy buen crucigrama. Cuando yo contrato un crucigrama en la Argentina, tengo una cosa reciclada, que está mal, que ves las palabras y están mal escritas, y resulta de no coinciden las definiciones. Bueno, claro, sí, así. No hay crucigrama que aguante.

Pero hay, no sé, un periodismo hecho con calidad, con talento, con gente que es inteligente y que sabe lo que dice, y que cuando dice cosas sabe que el periodismo es eso. ¿Esto es una novedad? No, no es una novedad. Pero nosotros nos acostumbramos a hablar de contenidos. Y el periodismo es periodismo, no es contenidos. Contenido es el tomate en lata. Nosotros hacemos periodismo. Y periodismo es hacer cosas con la realidad, hacer cosas con las palabras.

Es influir, es información con intención. Es una cosa mucho más seria que contenidos. Bueno, esto es el New York Times. Porque esto además que estoy diciendo es, lo dice también Sulzberger, el dueño y director del New York Times. Bueno. eso hay que seguir haciéndolo.

Resulta que cuando abaratamos el talento, cuando no nos importa tanto, cuando tratamos de sacar un diario para esté en la calle, pero no nos preocupamos por el periodismo que tiene ese producto, después nos quejamos. Si no lo hacemos, la gente ya no lee más. No, no te lee más a vos porque decís cosas que a nadie le interesan. Bueno, ha venido junto todo esto, ¿no?

Si era fácil mantener un diario por la publicidad, y no hacer buen periodismo, porque igual se vendía porque no había otra cosa, y porque la publicidad lo pagaba, y porque éramos ricos haciendo esas cosas… Tal vez no pasa más.

Y esto lo estoy diciendo hace rato: mirá, el periodismo es una profesión, no es para hacerse rico. Hubo tres generaciones que se hicieron riquísimas. Bueno, la de ahora no. Esas cosas que han sido elementales en el periodismo, jugarse por las ideas, por la defensa de las libertades, por la democratización de la sociedad, por el progreso de nuestra gente. Eso era el periodismo. Y a eso hay que volver. Si el diario es un buen vehículo, bueno, que sea el diario. El diario, digo, el papel, ¿no? O es el medio que sea. Digo, da lo mismo el soporte, por supuesto.

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