Cuando se desempeñaba como abogado en el sector privado, Mariano Mayer tuvo un intenso vínculo con el mundo de los emprendedores. Sabe el daño que un Estado hiperburocrático puede hacer en el entusiasmo al que se reducen todas las grandes empresas en sus momentos nacientes. Por eso ahora, al frente de la secretaría de emprendedores y pyme de la Nación, se lo ve entusiasmadísimo con los primeros pasos de las sociedades por acciones simplificada (SAS), una nueva figura jurídica completamente digital que promete quitar aquel peso de los hombros de quienes emprenden. En #TMTconversaciones, Mayer explicó cómo funciona el sistema, y destacó el «despertar emprendedor» que hay en el país. «Necesitamos 200.000 o 300.000 nuevas empresas», afirmó.
-Hay algo cool en ser emprendedor. ¿hay una moda?
-Esa es una parte de este fenómeno, creo que chica. Tiene exposición, tal vez por la serie de HBO Silicon Valley, y la moda de ir a escuchar gurúes o hablar mucho de innovación. Pero lo más profundo es lo que está sucediendo sobre todo en el interior del país: estamos viendo un gigante que estaba dormido y se está despertando, y que tiene que ver con la gente animándose a empezar su propio proyecto y que su única opción de vida no sea un empleo público o la asistencia social, por ejemplo. Vemos un florecer, un despertar emprendedor en todas las edades muy interesante más allá de la moda.
Y más allá de la moda, esto es absolutamente necesario, porque el desafío que tenemos respecto del futuro del empleo es gigantesco. Todo lo que hagamos para promover el emprendedorismo es necesario y no será suficiente. Si las proyecciones son más o menos ciertas, casi el 60% o más de los empleos en Argentina van a ser automatizados y reemplazados por máquinas. Por eso hay que darle a la gente la oportunidad de reinventarse. Muchos lo harán consiguiéndose un empleo y otros no. Habrá que generar nuevos empleos, y eso en el mundo lo hacen los emprendedores.
«Si las proyecciones son más o menos ciertas, casi el 60% o más de los empleos en Argentina van a ser automatizados y reemplazados por máquinas. Por eso hay que darle a la gente la oportunidad de reinventarse»
-Es una tormenta perfecta en Argentina. Por un lado 30% de pobres sin trabajo o con empleos de baja calidad y por el otro el impacto de la automatización a gran escala ¿Como se manejan esos dos planos?
-Todo lo que hagamos para promover el emprendedorismo no alcanza y hay que seguir impulsándolo. Hay mucho camino por recorrer en todo el país. Por un lado está toda la tarea de ayudar a las pymes para que puedan crecer porque son las que generan el 70% del empleo en el mundo…
-La vocación de la pyme debería ser dejar de ser pyme, convertirse en algo más grande
-Hasta ahora su vocación era sobrevivir en medio de presión fiscal, la falta de financiamiento, muy complicado el tema laboral por los costos y la industria del juicio, y la burocracia. Esa es la tormenta perfecta que asfixia a las pymes, les impide crecer, e incluso pensar en crecer.
Tenemos toda una agenda grande para simplificar los trámites, bajar los impuestos, mejorar los costos laborales y ayudar a la innovación. Todo eso busca que haya mejores empresas, y que las pymes sean mejores, que puedan crecer y que pasen de sobrevivientes a protagonistas. De esa manera vamos a lograr que se generen más empresas. Y por otro lado, hay una agenda pendiente de blanqueo de empleos. Hay casi 5 millones de personas trabajando informalmente en el sector privado, mayormente en las pymes.
«Estamos viendo un gigante que estaba dormido y se está despertando, y que tiene que ver con la gente animándose a empezar su propio proyecto y que su única opción de vida no sea un empleo público o la asistencia social. Vemos un despertar emprendedor en todas las edades muy interesante más allá de la moda»
-Si esos empleos se blanquearan tal vez dejarían de existir porque no se podrían pagar
-Es muy probable, por eso decimos que tenemos que mejorar la competitividad. Dimos un paso importantísimo con la ley pyme pero no alcanza por eso es muy importante la reforma fiscal, es importante avanzar con la adhesión de las provincias a la ley de ART y avanzar con el financiamiento. Y la agenda que tenemos de simplificación de trámites es crucial. Hoy la cantidad de horas hombre que pierde una pyme lidiando con el Estado es tremenda, quita mucha competitivdiad en muchos casos es más pesada que que el costo de los impuestos. Todo lo que podamos hacer ahí es fundamental, porque además toda esa burocracia es un caldo de cultivo para la corrupción.
-«Peajes»…
-Peajes, kioscos, kiosquitos y kioscazos. Ahí no hay gradualismo, a la burocracia tolerancia cero. Con todo esto vamos a volver a generar empleo en el sector privado, pero no alcanza. Necesitamos que las pymes que tenemos no sólo sean mejores sino que haya muchas más empresas. Hay pocas empresas en la Argentina, hay poca empresarialidad en el interior. Tenemos que generar más y mejores empresas, eso sería la síntesis. Todo el fomento del emprendedorismo y generar las condiciones para que en la Argentina sea más sencillo generar un proyecto es fundamental.
Después está el desafío del empleo del futuro, que también está relacionado con el emprendedorismo. Nadie sabe cómo van a ser las profesiones del futuro. Es un proceso que hay que ver cómo evoluciona. Pero de lo que sí estamos seguros es que en el futuro del empleo, todo lo que sea automatizable va a ser reemplazado por máquinas y todo lo que va a quedar es lo más inherente al ser humano: la creatividad, el trabajo en equipo y la empatía. Y eso es algo que, salvo excepciones, nuestro sistema educativo no está preparando. Las llamamos capacidades y habilidades emprendedoras. Todos debiéramos adquirir capacidades emprendedoras.
-Debería haber una materia de emprendedorismo en las escuelas o enseñarse estas habilidades más bien de manera transversal
-Debería ser transversal, y desde la primaria y el jardín de infantes, como están empezando a hacer otros países. Al final del día es cómo aprender a desarrollar un proyecto con otros, trabajando en equipo, comunicándote, viendo el fracaso como parte del proceso y no como el fin del mundo… Todo eso está en agenda del Ministerio de Educación. Pero incluir esto en la currícula formal va a llevar mucho tiempo porque hay que trabajar con los docentes, además. Lo estamos haciendo, colaboramos con el ministerio y con unas 50 universidades. Pero tenés un montón de gente que ya pasó por el sistema educativo o que se cayó del sistema. En Argentina debe haber casi 7 millones de adultos que no terminaron la escuela. Por eso, armamos la academia Argentina Emprende, que es un sistema para enseñar estas habilidades de manera no formal, gratuita y para el que quiera, presencial y online y en todo el país. Ya llevamos 70.000 personas capacitadas y esperamos que crezca.
«Hay pocas empresas en la Argentina, hay poca empresarialidad en el interior. Tenemos que generar más y mejores empresas eso sería la síntesis. Todo el fomento del emprendedorismo y generar las condiciones para que en la Argentina sea más sencillo generar un proyecto es fundamental»
-¿Se puede emprender después de los 50 o 60 años?
-Sí, primero hay datos. La mayoría de los emprendimientos más exitosos son los que han empezado personas de 40 años o más. La inmensa mayoría es gente que ya ha tenido su roce. Por supuesto, que hay casos exitosos de jóvenes en Estados Unidos y otros lugares. Pero eso incluso no quita que se pueda emprender arriba de los 50 años. De hecho estamos a pocas semanas de lanzar nuestro programa Emprendedores+50 justamente para ese sector y es bien interesante. Estuvimos haciendo varios focus groups con potenciales emprendedores de esa edad y la respuesta es increíble.
-No es sólo una cuestión económica…
-Emprender no es sólo el fenómeno de los emprendedores tecnológicos de la ciudad de Buenos Aires. No voy a decir lo de la otra vez porque me metí en problemas… [En una entrevista anterior usó la expresión «chico cool de Palermo que hace aplicaciones»] Trasciende aquello, y se trata de que las personas puedan desarrollar un proyecto en la vida, que tengan un propósito y puedan elegir de lo que puedan vivir y para eso no hay edad.
Y cada vez hay menos edad porque tenés más gente que termina su relación laboral con una empresa y de golpe se encuentra con que tiene tiempo, experiencia e incluso algunos mangos y puede empezar su proyecto. También tenés otros que no se animan a empezar su propio proyecto pero que sí están para mentorear a otros, a chicos más jóvenes que pueden tener la creatividad para arrancar pero que les falta capacidad para administrarlos. Vemos muchas posibilidades de colaboración entre las generaciones. Y después tenés los cracks como Pirincho Cicaré que cumplió 80 años el 25 de mayo.
-Con una empresa que atravesó todas las crisis argentinas y sobrevivió
-Es la historia de Argentina y tiene un museo ahí en Saladillo donde lo cuenta. Cuando te cuenta la historia te querés morir porque él en otro país podría haber sido un monstruo. Pero bueno, a los 80 le llegó una nueva oportunidad y la está aprovechando. Está exportando helicópteros a China y Alemania, próximamente a Italia y los Estados Unidos. Él otro día lo vi y me dijo que está muy entusiasmado y que quisiera tener 20 años para poder aprovecharlo. Hay Pirincho para rato.
-Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS), se reglamentó la ley ¿Cómo sigue?
-Ahora es la implementación en la ciudad de Buenos Aires, donde ya hay varias sociedades constituidas. Estamos con las pruebas piloto pero el sistema funciona. Esta es una de las partes de la ley de emprendedores.
Todos los rankings internacionales nos castigaban mucho por el tiempo que llevaba poder crear un negocio y por eso nos referimos a constituir una sociedad, registrarse en AFIP y abrir una cuenta bancaria. Ese proceso llevaba y lleva todavía en muchas provincias entre dos meses y un año y medio. Nos propusimos que todo eso se pueda hacer en un día, por Internet y por un cuarto del costo. Lo incluimos en la ley, estuvimos trabajando para que la primera implementación sea donde tenemos injerencia que es en la IGJ, en la ciudad de Buenos Aires, porque el resto depende de la jurisdicción de cada provincia.
El sistema está funcionando a partir del 1° de septiembre. Cuando hicimos las dos primeras, que estábamos con todo el equipo, y vimos que en un par de clics se podía constituir una empresa era muy impresionante. La cuenta bancaria es el último paso, se puede hacer pero directamente con el banco. Estamos avanzando en integrar los sistemas para que se pueda utilizar la identidad digital que se le genera a cada pyme o emprendedor para cualquier trámite, entre ellos para la cuenta bancaria. En los próximos meses va a estar lista la integración y todo el proceso va a ser de corrido e un mismo lugar.
Es fascinante, la sociedad ni siquiera tarda 24 horas, en 15 minutos va a estar lista. Creemos que esto va a tener un impulso muy grande y va a ayudar mucho a la formalización de cualquier negocio o proyecto que ni se planteaba pasar por el calvario de un año y medio. Como pasó en Chile creemos que va a ayudar mucho a proyectos que empezaban de manera informal puedan arrancar con todas las de la ley de manera más sencilla y más barata.
«Esperamos es que muchas de esas nuevas empresas se constituyan como SAS pero sobre todo queremos que haya más. Hoy Argentina necesita 200.000 a 300.000 empresas más y creemos que muchas de ellas van a ser SAS porque no sólo tenés ventaja a la hora de arrancar sino todo el manejo»
-¿Cuántas SAS se van a crear?
-En Argentina se crean entre 50.000 o 60.000 empresas y en los últimos años la cantidad de empresas que se discontinuaban era casi el mismo número. Lo que esperamos es que muchas de esas nuevas empresas se constituyan como SAS pero sobre todo queremos que haya más. Hoy Argentina necesita 200.000 a 300.000 empresas más y creemos que muchas de ellas van a ser SAS porque no sólo tenés ventaja a la hora de arrancar sino todo el manejo.
Es una sociedad completamente digital, no tenés más libros en papel ni actas en papel. Es todo digital, con tecnología blockchain. Vamos a seguir avanzando en la digitalización de todos los procesos de una empresa con el gobierno junto con el Ministerio de Modernización. El desafío es la implementación en el resto del país porque depende de cada provincia y algunas tienen sistemas duales en los que una parte se hace con el Poder Ejecutivo y otra parte con el Judicial con los jueces de comercio. Ya venimos trabajando con varias provincias, porque fue un proceso duro por eso hay tanto . Es una prueba de concepto de hacia dónde queremos ir simplificando el Estado, que integre Banco Central, UIF, Ministerio de Justicia y la IGJ, todos estuvimos trabajando.
-Tengo la SAS constituida, necesito financiamiento ¿qué posibilidades hay?
– Tenemos distintos programas, algunos que ya estaban, como el fondo Semilla y otros que se crearon a partir de la ley de emprendedores. El primer paso es el fondo Semilla que son préstamos de 100.000 a 400.000 pesos a tasa cero para quienes arrancan un proyecto. Eso se efectiviza a través de una red de incubadoras que son más de 400 instituciones que trabajan con nosotros en el acompañamiento y la selección de proyectos.
Esos recursos pasaron al fondo grande que creó la ley de emprendedores, que se llama Fondo de Capital Emprendedor (Fonce), desde donde van a colgar el resto de los programas. Ahí los proyectos se dividen entre los que son emprendedores más pymes que luego de esta primera instancia ya tienen venta y un flujo que les permitiría pedir un préstamo en el BICE. Y después tenés otros emprendedores, que son los innovadores tecnológicos de alto impacto que no tienen mucho riesgo y no pasan ningún análisis, esos en el mundo se manejan con inversión , con alguien que se arriesga. Para ellos tenemos la co-inversión que vamos a hacer. El Estado va a co-invertir con los privados para lograr que haya más inversión. Hasta ahora había poco, estábamos en el último lugar de América latina, y ahora con esto nos vamos a apoyar en las aceleradoras y los fondos de inversión.
-Después está la innovación social y el concepto de empresas B ¿Cómo está ese proyecto de ley?
-Repasemos un poco. Tenemos 20 millones de personas de población laboral activa, 6 millones en el sector privado, 1,5 millones de desempleados, los empleados públicos y demás. Y después tenés entre 3 y 5 millones de personas en la llamada economía social y popular, que no se consideran desempleados. Son emprendedores o micro-emprendedores pero tienen muchos problemas para poder crecer por falta de capacitación, financiamiento o comercialización. Ese universo estamos empezando a trabajar junto con Desarrollo Social aportando el acompañamiento productivo. Ese es un campo de trabajo que tenemos.
Después está el fenómeno de emprendedores de triple impacto o empresas B, que no sólo buscan maximizar el beneficio económico sino tener un impacto en su comunidad. En Argentina hay de esos emprendedores pero no teníamos una figura jurídica, por eso junto con la ley de emprendedores presentamos el proyecto de empresas de beneficio e interés colectivo que ya tuvo aprobaciones en comisiones y estamos esperando que se apruebe en las cámaras del Congreso.
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