Sonia Agnese es analista senior de telecomunicaciones de Omdia para América Latina. En la segunda mitad de 2022 volvió a #ConversacionesConvergentes (ciclo que se emite por los canales Metro y UCLPlay) y analizó el estado de despliegue de la nueva tecnología de conectividad móvil en el país y el mundo. En 2019, Agnese -colaboradora habitual de Convercom.info– ya había participado de este espacio.
-Año 2022, ¿El despliegue de la tecnología 5G en Argentina está retrasado?
-Definitivamente, está retrasado el despliegue. En la Argentina, lamentablemente, aún no ha habido una licitación de espectro que establezca las condiciones para el despliegue de esta nueva tecnología que ya en varios países de la región está con despliegues importantes como Brasil, Chile, México o República Dominicana.
Aquí no sólo no ha comenzado, sino que tampoco se sabe cómo va a ser esta licitación, cuáles serán las condiciones, el precio y otras cuestiones que todavía están sin aclarar, por ejemplo, respecto a regulaciones como el DNU 690.
Hay un pequeño despliegue sí en Argentina que es el caso de Telecom Personal que tiene 20 radiobases instaladas en lugares estratégicos más a modo de prueba que algo que en realidad cubra gran parte de la población.
-¿Qué consecuencias puede tener la demora en el despliegue de 5G? ¿Qué antecedentes hay?
-Básicamente, lo que sucede es la pérdida de competitividad del país. El 5G es un facilitador e impulsor del desarrollo económico de los países e implica una mejora para la sociedad y comenzar tarde en el contexto que tenemos hace peligrar a futuro el nivel de desarrollo. Por eso es importantísimo tener definiciones claras respecto a lo que son las nuevas tecnologías, básicamente ligadas con la conectividad.
-En la tecnología 4G, las ventajas de la tecnología la recibían de manera directa los usuarios finales que navegaban más rápido o accedían a mejores servicios, pero, ¿Qué impacto puede tener 5G como nueva tecnología en la productividad? ¿Dónde vamos a ver las personas esa mejora?
-El tema de la productividad es realmente es muy necesario en la Argentina y en América Latina, que tienen un retraso muy importante en comparación con los países desarrollados. Por ejemplo, por cada trabajador de Estados Unidos para un mismo producto se requieren cinco en América Latina. Eso da idea del nivel que se tiene actualmente y justamente la tecnología 5G permitirá dar un salto muy importante de la productividad ya que las principales aplicaciones tienen que ver con los desarrollos empresariales, servicios más vinculados a las empresas e industrias.
Se dice que el área de mayor impacto tiene que ver con la manufactura, con las fábricas inteligentes que pueden contar con líneas de producción variables en función de lo que va requiriendo la demanda, lo que, a la vez, incide en el resto de la cadena de valor.
Pero también el agro podrá contar con más herramientas para poder ser más eficientes y productivos y que cada inversión que se haga tenga un retorno mayor; el retail; la educación y otros sectores que tendrán una experiencia muy superior que va mucho más allá de la velocidad.
5G es una tecnología inmersiva que permitirá una vinculación entre las personas más parecida a la realidad, y no solamente a través de pantallas. Eso genera también muchísimas posibilidades en salud, con cirugías remotas: no hará falta que el médico vaya a un determinado lugar, sino que podrá operar el mejor médico a distancia.
Son muchas las posibilidades que vienen y muchas cuestiones que todavía no sabemos cómo van a ser en la práctica. 5G es lo que está por venir como sucedió con 4G, no sabíamos que iba a aparecer un Uber o que íbamos a tener muchas aplicaciones que hoy tenemos y eso va a facilitar justamente la aparición de nuevos modelos de negocios y nuevas oportunidades.
-¿Qué puede aprender Argentina de los despliegues de 5G que ya están avanzados en otros países de la región?
-Es interesante ver los casos de la región y también los casos internacionales. Particularmente en la región lo que más se destaca es el caso de Chile como primer país que ha hecho la licitación y que siempre es un país líder en la región en cuanto a telecomunicaciones.
Chile cambió un poco su historia de cómo licitaba el espectro básicamente porque puso no sólo obligaciones de cobertura de ciertas zonas que estaban sin conectividad sino también que se hizo al mejor postor con lo cual también hubo recaudación del gobierno que antes prácticamente no había.
Brasil dio un salto muy importante respecto a sus últimas licitaciones y priorizó que lo que llegase rápido fuese la inversión y no la recaudación a través de precios altos del espectro, que luego genera demoras en la inversión.
República Dominicana, también en esa dirección, permitió que las empresas pudieran pagar el espectro en cuotas en 4 años, lo que les permite repartir el costo.
Este tipo de prácticas pueden ser muy interesantes justamente con la idea de facilitar la inversión, de que haya más oportunidades para los actuales y también tal vez nuevos participantes como sucedió en Brasil, que aparecieron nuevos jugadores más de tipo mayorista.
-En términos regulatorios, ¿Qué cambios legislativos necesita la Argentina para impulsar el despliegue de 5G?
-Actualmente el sector de comunicaciones tiene una situación muy particular originada en el decreto de necesidad y urgencia 690 que estableció una regulación tarifaria, definió a las telecomunicaciones como servicio público y estableció un control de precios.
Todo este tipo de regulaciones que se han interpuesto a través de decretos de necesidad y urgencia y que luego, a su vez, han sido judicializados, genera una situación en la que los inversores no saben realmente cómo van a cobrar el servicio, si ese precio va a estar controlado, si esa red la van a tener que abrir a otros operadores, etc.
El inversor busca la mayor certidumbre posible y hoy en este contexto también es muy difícil poder plantear una licitación de 5G si no se resuelven los problemas los problemas actuales, que alcanzan también al reglamento de espectro.
Tenemos una regulación que requiere una revisión porque ha quedado obsoleta. Tenemos que mirar el ejemplo de lo que en su momento hizo Colombia, hacer una revisión de todo lo que hay en términos regulatorios y dejar un cuerpo mucho más claro, con condiciones generales que faciliten que uno sepa a qué atenerse, eventualmente, ante un despliegue tan importante que son inversiones que se recuperan en 10 o 20 años.
-¿Cómo fue esa experiencia de simplificación regulatoria de Colombia?
-Colombia tomó toda la regulación que existía en su momento y que incluía cosas en desuso, referidas a teléfonos públicos o SMS, por ejemplo. Se dieron cuenta de que muchas de esas regulaciones, que en su momento eran importantísimas y fundamentales, hoy sólo generaban costos adicionales. Entonces, se hizo una revisión de todo y se sacó un compendio de la regulación vigente para el sector TIC no sólo las telecomunicaciones. Eso y otras iniciativas, como el sandbox regulatorio que puso un esquema de libertad de regulación de tipo controlado, dieron otro dinamismo al mercado. Me parece que hay mucho más para desregular que para regular y dejar un mercado en el que exista competencia, que esto es lo que -en definitiva- asegurará mayor bienestar para los consumidores.
-Entonces, en un nivel micro, hay deberes pendientes en materia específica regulatoria de telecomunicaciones y tecnologías que van por la simplificación y el acompañamiento del propio desarrollo de la tecnología. Y después tenemos el nivel macro, ¿qué condiciones han tenido los países que van más adelantados en despliegue de 5G?
-Hay una cuestión fundamental que tiene que ver con el desarrollo económico de los países. Cualquier actividad tiene que ver con el crecimiento del PBI y las posibilidades de desarrollo de un servicio que está destinado particularmente para uso interno. Cuando uno ve los índices de clima de negocios, por ejemplo, y ve a la Argentina comparada con Estados Unidos, Brasil, Chile o México, estamos muy por debajo y eso tiene que ver con estos puntos: incertidumbre regulatoria -claridad sobre procesos que se van a controlar-, independencia del Poder Judicial – que haya procesos transparentes y rápidos-, y una autoridad regulatoria independiente -que no esté asociado al poder político-.
Hay muchas cuestiones que hacen a esta macro en un contexto donde hemos alcanzado un nuevo récord, una inflación superior a la de Venezuela. Entonces la realidad es que en un contexto también inflacionario poder ver dónde voy a invertir y cómo voy a recuperar esa inversión es muy difícil explicarle a un extranjero cómo es la realidad argentina, cómo va a recuperar estas inversiones en dólares también con un tipo de cambio tan disímil y tantas variaciones de tipo de cambio, con una situación muy grave en cuanto a la posibilidad de contar con divisas. Entonces hay un contexto macro que no colabora para este sector ni para el resto.
-¿Quién está más adelantado en el despliegue 5G, por qué está tan adelantado y en qué se está viendo si se quiere ese avance?
-Cuando uno analiza a nivel mundial el país más adelantado en 5G es China, que tomó el tema como política de Estado con un fuerte impulso y que está apostando a esta tecnología para llevar redes de alta velocidad a zonas más aisladas con conexión inalámbrica. Eso, por otro lado, ha generado una discusión a nivel internacional respecto de la tecnología china y muchas empresas de ese país han sido bloqueadas en otros mercados, principalmente en Europa, Australia, Japón y Estados Unidos. Estamos entrando en una nueva guerra geopolítica y esto ha llevado básicamente a que Estados Unidos haya dado ahora un fuerte impulso a 5G. Ahí tenemos a los dos grandes rivales.
En América Latina son todavía incipientes pero para que te des una idea ya en 2021, cuando el espectro aún no se había licitado, Brasil ya tenía en una modalidad de compartición de espectro dinámico un millón de suscriptores 5G sin ni siquiera haber lanzado totalmente la tecnología.
Estamos quedando atrasados.
Y vemos cómo crece permanentemente el tráfico impulsado por el video y por eso no es solamente un nice to have. Cada dos años se duplica la cantidad de tráfico y con la tecnología actual la cantidad de inversiones que habría que hacer adicionalmente para poder transportar este tráfico no se hacía viable en la tecnología 4G entonces todos los países están evolucionando a 5G.
-Vemos el atraso en Argentina pero hay algunos sectores que dicen ‘el país tiene muchos problemas, hay otras urgencias que resolver’. Incluso en el propio sector de las telecomunicaciones hay quienes dicen ‘falta desplegar todavía 4G, no llegamos a todos los lugares, podemos esperar, no pasa nada, no hay que apurarse podemos esperar’ ¿Es razonable esa forma de pensar?
-Vos mencionabas inicialmente la experiencia que tenemos en Argentina. En el caso de 4G fue muy claro lo que sucedió. En 2014 nadie se podía comunicar con nadie.
-Tuvimos aquellos apagones celulares
-Los apagones celulares. La situación era desesperante, no había habido licitación de espectro por más de diez años. Una vez que se hizo la licitación, Argentina pasó a estar entre los países de mayor crecimiento en un año porque había una capacidad que estaba esperando ahí para tener redes más potentes. Ya tuvimos esa experiencia, vimos lo que sucedió y a la vez eso conllevó también a que las redes fijas quedaran muy desactualizadas con precios de la telefonía fija que en ese momento estaban congelados. Eso llevó a un atraso general que todos vivimos y que obligó a tomar decisiones.
Ahora uno tal vez piensa que falta para el 5G pero la realidad es que las inversiones hay que hacerlas antes de que la necesidad esté. Vimos cómo la pandemia llevó a un incremento en el uso y esto es algo que también puede suceder de nuevo. Tenemos que tener redes robustas que estén previstas para las necesidades de los consumidores, que cada vez son más.
-Cuando se habla de 5G, los especialistas como vos dicen, todo bien con la radio bases y el despliegue y la tecnología pero hay que tener algo antes, de infraestructura, que es el despliegue de fibra óptica. ¿Cómo estamos en ese aspecto?
-Hemos visto interesantes crecimientos, pero todavía muy por debajo de lo que es el resto de la región. Los datos de Enacom muestran a fin de 2021 un 20% de las conexiones de banda ancha de Internet eran de fibra óptica, pero estamos atrasados comparados con Brasil que llega al 50% por ejemplo.
-Que además es un país mucho más grande, no hay excusa ahí
-Es mucho más grande. Pero pasa lo mismo con Chile o con Uruguay, que es un caso paradigmático porque más del 90% de las conexiones son por fibra óptica. La realidad es que el 5G va de la mano de la fibra justamente por la cantidad de datos que hay que transportar, además se requieren radiobases mucho más cercanas y sin fibra óptica se hace muy difícil que 5G pueda ser útil.
Argentina ha crecido pero todavía va muy por detrás. Hacer una inversión de este tipo lleva tiempo, no es solamente desplegar la fibra sino que después está la llegada a cada uno de los hogares.
-La última milla
-La última milla, última bajada. Vos podés hacer el tendido de postes pero después está la entrada al hogar que requiere de dispositivos que son importados y sabemos el costo adicional que esto tiene y tendrá a futuro. Por eso, estamos viendo nuevos modelos también de despliegue de fibra con el surgimiento de empresas muy especializadas en esto, empresas mayoristas.
Argentina no puede darse el lujo de tener tres redes distintas paralelas, tiene que buscar una eficiencia en los costos de despliegue y que sea aprovechado por la mayor cantidad de empresas que genere una competencia a nivel de los servicios.
-En la cadena de valor del sector hay un actor que a veces pasa inadvertido y que tiene una altísima responsabilidad en el impulso o el freno del despliegue de nuevas tecnologías y son los municipios y los intendentes. Ahora le podemos hablar directamente a los intendentes, no solamente en Argentina, en muchos lugares también. ¿Por qué los municipios y los intendentes pueden ser un freno en un desarrollo a la tecnología fundamental para el desarrollo de un país como Argentina?
-Muchas empresas buscan invertir en una determinada localidad y uno piensa ‘van a llegar y les van a poner alfombra roja’ y sin embargo se encuentran con todo lo contrario: muchísimas trabas para poder hacer estos despliegues, el permiso municipal que no se autoriza, no se puede poner el tendido o no se puede poner las radio bases.
-Los permisos se demoran uno o dos años
-Se demora muchísimo tiempo en aprobar esos permisos y, a la vez, se ponen condiciones impositivas que parecen pretender que las empresas financien las arcas públicas de los municipios. Ese tiempo de discusión y negociación, que es muy valioso, se pierde.
El inversor y el intendente tienen que trabajar coordinadamente para que esas inversiones puedan hacerse lo más rápido posible y también estén a disposición aquellos recursos que ya están, como los postes o edificios municipales. En definitiva, se busca que los vecinos estén conectados y la gente va a querer mudarse al lugares donde haya conectividad. Si yo voy a un determinado barrio y me dicen acá no hay fibra óptica, yo a ese lugar no me voy a querer mudar si puedo decidir. Antes se preguntaba: ¿tiene teléfono fijo? Bueno, ahora va a ser ¿tiene fibra en este lugar, a qué precio? Hay que entender esto como una oportunidad para que los municipios se vuelvan atractivos para la gente y las empresas.
-En este tema, ¿ qué buenos ejemplos podemos tomar del mundo y de la región que ya ha desplegado 5G o ha avanzado mucho en el despliegue de fibra óptica respecto de cómo regular a escala municipal?
-En general, la mejor práctica es el silencio positivo. Se presenta el servicio con ciertas condiciones impuestas y si la autoridad no se expide en 10 días, se entiende como aprobado. Varios países están implementando esta forma de hacerlo que me parece muy interesante y que sería lo más fácil.
Por otro lado, hay códigos de buenas prácticas. Hay muchísima necesidad de educación y comunicación en esto que se hace desde las empresas y los organismos. Plantear ciertas directivas nacionales para facilitar los despliegues, que se sigan y que no se generen trabas.
-Es que, de nuevo, esto no es solo jugar videojuegos en el celular sino que tiene que ver con el desarrollo económico de las localidades y oportunidades para las personas. Y hablando de personas, ¿cómo estamos en términos de recursos humanos para el despliegue de 5G, para el aprovechamiento de las posibilidades que abren estas nuevas tecnologías?
-La Argentina tiene una gran trayectoria en el sector de telecomunicaciones. Hay muchos argentinos trabajando internacionalmente. Pero en el mundo global de hoy, muchos de esos recursos muy demandados terminan tomando posiciones en el exterior, lo cual es un riesgo importante, uno lo ve permanentemente en la industria del software, pero también en el sector de las telecomunicaciones se está dando esto.
Hay un déficit de profesionales que conozcan este tipo de tecnologías, hay mucho para trabajar en capacitación y sabiendo que hoy los recursos humanos compiten a nivel global. Entonces cuando uno compara un sueldo de Argentina con la posibilidad de tener un sueldo en el exterior y la posibilidad también que hoy nos da la virtualidad de poder trabajar en cualquier lugar del mundo se plantea eso para las empresas y creo que ahí hay mucho por hacer.
Hay recursos que pueden trabajar en el despliegue pero tienen que estar pagados acorde a lo que esto se paga internacionalmente y a veces Argentina para una empresa es difícil estar competitiva a nivel internacional.
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