Sérgio Lüdtke es periodista y editor del projeto Comprova, una iniciativa de 24 medios brasileños para verificar el discurso público que tiene lugar en Facebook, Twitter, Instagram y plataformas similares. En otras palabras, es el encargado de una organización colaborativa que busca combatir las fake news que circulan por las redes sociales.
Lüdtke es magíster en Gestión de Empresas Periodísticas (IESE Business School) y MBA con especialización en Marketing Digital (Fundación Getúlio Vargas).
En el pasado fue editor de libros, editor ejecutivo de Internet e Innovación en el Grupo RBS, así como editor de plataformas digitales en Globo. Dirigió una maestría en Periodismo Digital en la IESE Business School y coordinó investigaciones sobre nuevos emprendimientos digitales en periodismo.
El periodista brasileño visitó Buenos Aires en ocasión del reciente congreso del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), cuyo tema central fueron precisamente las fake news y fue uno de los jurados que participó en la decisión sobre los premios que la entidad otorgó a los mejores trabajos de periodismo de investigación.
En un diálogo con Lüdtke, quien habla un español fluido, quisimos saber más sobre el Projeto Comprova y su visión del fenómeno de las fake news, además de cómo llevan adelante la lucha contra esas noticias falsas.
-¿Qué es exactamente el Projeto Comprova? ¿Cómo funciona? ¿Incluye las declaraciones de líderes políticos o solamente se enfoca en la información que circula en las redes?
-El Projeto Comprova es una coalición de 24 vehículos de información de Brasil que tiene una relación con editores y trabaja remotamente con los periodistas que están en cada una de esas redacciones. Empezamos a trabajar para cubrir la desinformación en las elecciones presidenciales [brasileñas] del año pasado. El alcance de nuestra actividad es básicamente lo que se postea y publica en las redes sociales por personas comunes.
Es decir, no hacemos el fact checking —la verificación y los chequeos— de personas públicas y de medios de comunicación; eso está fuera de nuestra misión. Solo verificamos lo que está en las redes. Hacemos esto con los contenidos sospechosos que encontramos a través del monitoreo de las redes, cuando tienen mucha viralización. Entonces verificamos sólo lo que pueda llegar a mucha gente.
«La mayor parte de lo que encontramos en las redes tiene una parte de verdad. Es como si se pudiera construir un castillo de mentiras con pequeñas piedras de verdad»
-Me acuerdo de esa publicidad del diario Folha de São Paulo que mostraba el aviso de un político aparentemente muy bueno, muy eficiente y que hasta quería mucho a los niños, pero finalmente era Adolf Hitler. La idea de la publicidad era que se puede decir una mentira contando solamente una parte de la verdad. ¿Cómo hace Comprova para estar inmune a eso, es decir, para no convalidar verdades que puedan ser partes de una mentira?
-Sí, la mayor parte de lo que encontramos en las redes tiene una parte de verdad. Es como si se pudiera construir un castillo de mentiras con pequeñas piedras de verdad. Es muy difícil que se encuentre algo que sea totalmente inventado.
Pero lo que hacemos es usar la mirada periodística para entender si algo es sospechoso o no. En algunos casos, si hay algo que para nosotros es una sátira miramos los comentarios para ver cómo las personas reciben esa información y de qué manera reaccionan a ella. Muchas veces se verifica, se hace un chequeo de información con algo humorístico porque hay personas que pueden creer que eso es verdad.
Por otro lado hay también algunos contenidos que son más sofisticados y que hacen una narrativa completamente falsa, sólo utilizando contenidos verdaderos. Cambiando un poco el contexto de las cosas o estableciendo relaciones que son casuales, terminan llegando a una conclusión que es una mentira. Nos valemos mucho de software, de aplicaciones, que nos ayudan a hacer las verificaciones, pero la mirada del periodista es muy importante para eso porque tenemos conocimiento de estos asuntos, de esos temas, y también tenemos las herramientas para hacer las verificaciones.
-¿Qué medios son parte del Projecto Comprova?
-Tenemos a Folha de São Paulo, Estadão [nombre grupal que usa el otro diario importante de la ciudad más grande de Brasil, O Estado de São Paulo], algunos periódicos regionales como Zero Hora, Correio de Povo [ambos de Porto Alegre], hay algunas radios y hay dos redes de televisión como SBT y Band (Bandeirantes).
«Hay también algunos contenidos que son más sofisticados y que hacen una narrativa completamente falsa, sólo utilizando contenidos verdaderos»
-¿Globo [el principal grupo de comunicación de Brasil] está en el Projecto Comprova?
-Globo no está [directamente]. Cuando hicimos el lanzamiento de Comprova Globo estaba a punto de lanzar un proyecto propio de verificación. Pero al final, en los últimos dos días de la campaña, hicimos una coalición ampliada con otras agencias y entonces Globo también [se sumo a Comprova]. Hicimos 50 verificaciones en 48 horas. Fue una cosa importante, porque creo que Globo nunca hizo un trabajo colaborativo con otros medios, compartiendo fuentes y compartiendo pautas [de trabajo].
-¿Y está Record? [una de las cuatro grandes redes nacionales de televisión brasileña, operada con programación generalista y en su mayor parte no religiosa por la Igreja Universal do Reino de Deus -IURD-, los pastores brasileños neopentecostales que aparecen luego de la medianoche en la TV argentina y son titulares aquí de LS6 Radio Buenos Aires (AM) y FM Red Aleluya 106.3 MHz]
-No, no está. Sí tenemos a Correio do Povo [diario de Porto Alegre que vino incorporado con el paquete de Radio/TV Guaíba de esa ciudad; este grupo fue comprado hace unos años por Record y por esta circunstancia aleatoria pasó a ser el único medio de prensa escrita que controla la IURD en Brasil].
–Hablemos sobre el clima general de libertad de expresión en Brasil. Las actitudes del presidente Jair Bolsonaro, que ha criticado públicamente de una manera muy agresiva a medios, o mejor dicho, al periodismo de medios como Folha o Globo, ¿son parte de una característica folclórica de su personalidad, que pueden absorber las instituciones brasileñas? ¿O representan un peligro real para la libertad de expresión? ¿Qué opinión tienes al respecto?
-Yo creo que sí representan un peligro, porque por más que se piense que es algo folclórico estas manifestaciones alimentan grupos que están organizados en las redes sociales y que las toman en serio: propagan estas informaciones, les agregan otras y atacan muy fuertemente a las instituciones. Bolsonaro ha hecho cosas como ataques directos a medios como Folha de Sao Paulo y [el grupo] Globo. Ha intentado que las personas dejen de acceder a estos medios. Incluso pide recortar las suscripciones del gobierno a ellos…
–Y recortar la publicidad privada también…
-Sugiere que las personas no les compren a las empresas que hacen publicidad en estos medios. Como [Bolsonaro] es una persona que tiene relevancia para una parte grande de la población, creo que todo lo que está diciendo puede ser aceptado con seriedad por esa parte. Por lo tanto creo que sí, que hay un gran peligro de que la libertad de expresión y el trabajo de la prensa sea muy perjudicado y de esa forma, provocarse un perjuicio a toda la sociedad.
«Bolsonaro ha hecho cosas como ataques directos a medios como Folha de Sao Paulo y [el grupo] Globo. Ha intentado que las personas dejen de acceder a estos medios»
-Justamente sabemos que hubo una gran influencia de las fake news y de las redes sociales en la campaña electoral presidencial del Brasil. ¿Cómo siguen influyendo esas fake news ahora en el discurso público o en el panorama político? ¿Crecieron, decrecieron o se mantienen igual?
-Este es un cuadro muy complejo porque empieza de verdad —o con más visibilidad— en los movimientos de junio de 2013 cuando las personas fueron a la calle para protestar [contra aumentos de precios, gastos por el Campeonato Mundial de Fútbol y falta de inversión en educación y salud].
-Todavía no estaba Bolsonaro en esa época…
-No, todavía no estaba. Pero cuando cesaron esos movimientos de la calle, muchos de ellos migraron para las redes sociales. Construyeron las páginas, crearon grupos y siguieron haciendo intercambio de información, en forma cada vez más polarizada, en un ambiente de burbuja infectado por la desinformación. Y esto se transformó en un cuadro al que después se sumó el impeachment de Dilma Rouseff y el Lava Jato, que introdujo en el debate político cuestiones morales, como la corrupción.
Hubo también en Brasil una prohibición para que las empresas contribuyan al financiamiento de las campañas políticas. Esto le dio más poder a los grupos organizados [a través de Internet] y que tenían ya muchos seguidores. Así pasaron a tener un papel muy importante en el debate político. La sociedad está dividida desde entonces y es como si la elección no hubiera finalizado, Tenemos ahora dos grupos políticos que tienen alrededor de un tercio [del electorado] cada uno, muy polarizados. Hay un intento de parte de la población de buscar algún camino al centro, pero parece imposible…
-Como decimos en Argentina, una grieta, una división estilo fractura, que se va aparentemente perpetuando por la polarización.
-Sí.
-Ahora, ?¿qué porcentaje de personas dirías que tiende a creer en las fake news?, ¿Hay alguna investigación, algún estudio sobre eso? ¿Es una mayoría importante de gente? ¿Es una minoría?
-Hay varios estudios sobre esto, pero yo creo que es difícil hacer una estimación real. Lo cierto es que las personas tienden a creer más, o recibir con más facilidad, informaciones que reafirmen sus creencias. Entonces en un ambiente en que hay mucha polarización, los contenidos que refuerzan esa polarización terminan teniendo un papel importante.
«Tenemos ahora dos grupos políticos que tienen alrededor de un tercio [del electorado] cada uno, muy polarizados. Hay un intento de parte de la población de buscar algún camino al centro, pero parece imposible»
Por otro lado, como ya he mencionado, mucha de esa desinformación se vale de una parte de contenidos verdaderos: se construyen estas narrativas encima de contenidos verdaderos y las personas no tienen la comprensión, la información de todo lo que pasa. Se dice que deberíamos encontrar cuál el punto de verdad que las personas están aceptando para intentar, a partir de eso, una respuesta…
-Saber por dónde refutar o por dónde responder…
-Y hay otra cosa muy importante para entender este cuadro que es el hecho según el cual la desinformación sigue la agenda pública. Para dar un ejemplo que se entienda: lo que las personas están hablando en algún momento —o están hablando más— es el camino, el hilo conductor de la desinformación.
Cuando hay un tema que está por venir o que hace poco que se ha desarrollado en términos de divulgación, por ejemplo, una encuesta determinada, es el momento en que aparece la desinformación sobre las encuestas. Entonces, es como si se usara la información que está en la órbita de las personas, se conecta con esa pequeña partícula de información que es verdadera y a partir de allí se va desplegando toda la información falsa.
-En los años 30 el gran público no siempre distinguía ficción de realidad y agredía en la calle a los actores de cine o de radionovelas que hacían de “malos”. También en esas épocas fue el famoso episodio de Orson Welles [la radioteatralización de una invasión extraterrestre] The War of The Worlds, la Guerra de los Mundos [que algunos oyentes llegaron a dar por verdadera]. Después las audiencias se fueron educando y aprendieron a distinguir la realidad de la ficción. ¿Tú crees que las fake news llegaron para quedarse o la educación gradual del público y la acción de iniciativas como Comprova pueden llegar a superarlas y hacer que sean un mal recuerdo en la historia del periodismo?
-Yo creo que las personas cultivaron históricamente un hábito de obtener la información a través de una mediación. La mediación, por varios años, fue hecha por el periodismo. Con las redes sociales hubo una desintermediación y las personas pasaron a recibir informaciones de todos y de personas en quienes creían…
Se suponía que eso era mejor porque iban a acceder directo a las fuentes…
Entonces ahora [se advierte que] hace falta la mediación, porque las personas tienen sus creencias, reciben información que no consiguen filtrar porque no están preparadas para eso. Y probablemente nunca lo estarán, porque es mucha información y es muy difícil procesar toda. No ha habido en la historia un momento en que hubiésemos tenido el control y la capacidad de absorber toda la información disponible, y mucho menos ahora, que se producen…
-…toneladas.
Impresionantes… Entonces yo creo que es necesario que busquemos un poco más de mediación. Para que eso ocurra el periodismo debe recuperar un poco la confianza de las personas. En Brasil mucha gente no tiene confianza en el periodismo. Y el periodismo tiene su parte de responsabilidad en eso, porque por mucho tiempo tuvo que enfrentar las dificultades financieras que trajo la caída de la publicidad. [El periodismo actual] es muy declaratorio, tiene pocas investigaciones propias; entonces hay una parte [del problema] que es responsabilidad del periodismo.
Por otro lado, el periodismo debe ser más transparente, porque para ganar la confianza es necesario que sea transparente. Yo creo que las agencias de fact checking pueden colaborar mucho con eso. Si el periodismo en general adoptara algunas de las prácticas de las agencias de fact checking podría ofrecer a las personas más transparencia.
«Las personas cultivaron históricamente un hábito de obtener la información a través de una mediación hecha por el periodismo. Con las redes sociales hubo una desintermediación y las personas pasaron a recibir informaciones de todos y de personas en quienes creían»
Pero no creo que el periodismo consiga solucionar estos problemas solo. Eso no es un problema del periodismo, el periodismo es un poco víctima de eso. Es un problema de la sociedad, porque siempre digo que la sociedad está en una carrera en que la opinión es mucho más rápida que la información. Las personas están generando sus opiniones sin ninguna información.
-Y ahora resurgen cosas increíbles como el movimiento de la tierra plana, la oposición a la vacunas; esas fake news que ya exceden al periodismo.
-La ciencia está bajo ataque, como lo está el periodismo. Contrarrestar esto es una responsabilidad que tiene toda la sociedad porque estamos tomando decisiones, fazendo escolhas, basadas en desinformación, en noticias que no son verdaderas, en datos que no son verdaderos. Eso nos puede llevar a cosas terribles, porque es una vuelta a muchos años atrás cuando no se tenía toda esa información. Podemos regresar a momentos de barbarie. Y ya estamos de nuevo viendo cosas como estas que señalas. Entonces creo que la sociedad tiene que pensar que es un tema que le importa. Hay algunas iniciativas de educación mediática que intentan preparar a los jóvenes para entender mejor los códigos de las redes sociales y el papel de la prensa, pero este es un trabajo de largo plazo. Hay que hacer cosas ahora porque este problema se va a tornar cada vez peor en pocos años.
«Hay algunas iniciativas de educación mediática que intentan preparar a los jóvenes para entender mejor los códigos de las redes sociales y el papel de la prensa, pero este es un trabajo de largo plazo»
Hacé tu comentario